Categorías: Crónica
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5 octubre, 2024 2:51 pm

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La tensión entre Israel y Hezbolá persiste, intensificándose aún más tras el fallecimiento de Hasan Nasralá, dirigente del grupo chií, en un ataque aéreo ejecutado por las fuerzas israelíes en los alrededores de Beirut, la capital libanesa, que ha sido objeto de ataques recientes.

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La inteligencia israelí, conocida como Mossad, logró identificar la ubicación del líder de Hezbolá y, antes de que él pudiera evacuar el área y evitar que las Fuerzas de Defensa israelíes perdieran su pista, decidieron llevar a cabo el ataque.

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Para lograr esto, Israel implementó un elaborado plan que incluyó una red de espías capaces de obtener la información necesaria para sus estrategias. Según el Corriere della Sera, el origen de este tipo de operaciones se remonta a 2001, cuando el Mossad ya realizaba intentos encubiertos. Sin embargo, fue en 2014 cuando se amplió significativamente el número de informantes dentro de las organizaciones. En el transcurso de estos años, el Mossad ha conseguido reclutar agentes dentro de las estructuras de Hezbolá y Hamás, persuadiendo a varios funcionarios y técnicos para que colaboraran con ellos. Esto permitió a Israel establecer una amplia red, lo que incluyó el robo de documentos nucleares a Irán en 2018 y el sabotaje de numerosas instalaciones estratégicas. Cuando no ha podido apoyarse en sus fuentes, Israel ha realizado diversas ofensivas mediante el hackeo de sistemas o utilizando empresas ficticias que suministraron material tecnológico defectuoso, lo que provocó la explosión simultánea de dispositivos que afectaron a varios miembros de Hezbolá.

Gracias a sus estrategias, el pasado mes de julio se dio un golpe significativo al eliminar al líder de Hamás en el exilio, Ismail Haniyeh, y al líder militar de Hezbolá, Fuad Shukr. Haniyeh fue abatido en una explosión en un complejo, mientras que Shukr falleció por un ataque con misiles. En medio de estos acontecimientos, Irán confirmó la existencia de espías infiltrados en sus redes. Indicó que la situación involucraba a miembros de la Guarda Revolucionaria iraní que mantienen vínculos estrechos con Hezbolá, además de señalar a la División Quds como un posible foco de análisis. Como resultado, muchos han sido sometidos a exhaustivas investigaciones que rastrean desde sus finanzas y estilo de vida hasta sus movimientos familiares y viajes, buscando conexiones con Israel.

Sin embargo, esta tarea de identificar a los espías demanda un factor esencial: el tiempo, que Irán carece debido a los rápidos avances de Israel. Por este motivo, además de otros planes, han decidido elevar la seguridad alrededor del ayatolá Jamenei, siguiendo una estrategia similar con Nasralá. Un diario italiano ha reportado que, a raíz de esta intensa búsqueda de infiltrados, todos los integrantes de estas organizaciones deben tener extrema precaución en el uso de teléfonos fijos, móviles y radios al comunicarse. Según fuentes iraníes, la causa de la muerte de Nasralá fue un engaño perpetrado por sus propios aliados, quienes lo llevaron a participar en una cumbre del grupo.

Irán intenta gestionar esta serie de engaños, pero la situación actual indica que Israel continúa supervisando de manera efectiva a los integrantes de Hezbolá. Los recientes ataques realizados por parte de Israel contra varios de sus líderes esta semana son una clara muestra de ello.

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