El joven de 21 años admitió haber cometido el asesinato, pero evitó explicar las razones detrás de su actuación. ¿Qué llevó a un individuo tan joven a agredir mortalmente a un profesor de 69 años en su hogar? Se conoció que gastó grandes sumas de dinero en vehículos, cenas y bebidas, invitando a un sinfín de personas.
«No entiendo por qué lo hice», fueron las palabras del acusado. Aunque no puso en duda su culpabilidad, se mantuvo en silencio sobre el motivo del crimen. Tres años tras el trágico suceso, donde golpeó a la víctima con una bola de mármol y la apuñaló en 21 ocasiones, este confesor sigue sin ofrecer respuestas.
A pesar de haber admitido su culpabilidad, no ha clarificado la razón detrás de su ataque ni la naturaleza de su vínculo con el fallecido, aunque indicios apuntan a un posible interés financiero y sexual.
David M.C., de 24 años, se presentó esta semana ante el tribunal de la Audiencia Provincial de Pontevedra, frente a un jurado popular, por la violenta muerte de Benito Torreiro Sío.
Benito, un profesor de educación infantil que ya se había jubilado, era un hombre de 69 años que vivía solo en un departamento en la calle Areal, en el corazón de Vigo. El crimen ocurrió durante las festividades navideñas del 2021, y las autoridades ubicaron al acusado en el lugar de los hechos la noche del asesinato, entre el 28 y 29 de diciembre.
La naturaleza de su relación o el porqué de su encuentro no se ha esclarecido. «No voy a responder a esa pregunta», replicó el joven ante un miembro del jurado que indagó sobre su conexión con la víctima.
En un instante, un altercado —probablemente por razones económicas— desató una violencia brutal. Los forenses reportaron que el agresor golpeó a la víctima en la cabeza con una pesa de un kilo, dejándolo en un estado de inconsciencia o casi, y luego le infligió 21 puñaladas con un cuchillo de cocina que le atravesó el cuello. Además, dejó rastros biológicos, como su ADN en el mango del cuchillo y huellas dactilares en el lugar de los hechos.
El cuerpo no fue descubierto hasta una semana después, el 4 de enero de 2022, cuando una patrulla de Tráfico detuvo al joven —que en ese momento contaba con 21 años— en Silleda (Pontevedra) durante un control de rutina. Carecía de licencia de conducir, manejaba un automóvil recién adquirido y portaba documentación y tarjetas que pertenecían a la víctima. Los agentes, al investigar, hallaron lo que parecía ser un robo y lograron localizar el cuerpo de Benito en su hogar.
Coches y juego tras el crimen
Después del homicidio, David M. C. se entregó a un frenético derroche en cenas, bebidas y en el Casino, generando así pruebas en su contra. Compró rápidamente dos vehículos de segunda mano —un Audi A6 y un Peugeot—, con los que viajó por el sur de Galicia y el norte de Portugal.
A lo largo de la investigación, los agentes siguieron los movimientos del único sospechoso desde su ciudad natal, Monforte en Lugo, hasta Vigo. Este llegó en tren unos días antes del asesinato y permaneció allí, utilizando el efectivo y las tarjetas de la víctima para costear estancias en hoteles de lujo, además de comidas y cenas opulentas en restaurantes de la ciudad durante las festividades de fin de año tras la pandemia.
Durante el juicio, el imputado, David M. C., aceptó que había tomado la identidad de su víctima para acceder a su dinero. Este martes, reveló que trató de hacerse pasar por el hombre al que acababa de asesinar, utilizándolo para comunicarse con el servicio de banca digital y así levantar el límite de gasto en una tarjeta de crédito que llevó a un incremento de hasta 3.000 euros. A lo largo del proceso, se mencionó que despilfarró cerca de 17.000 euros.
Además, David asumió el papel de su víctima en conversaciones de WhatsApp con conocidos, enviando «extrañas» felicitaciones para dar la ilusión de que aún estaba vivo, y realizó transferencias de Bizum desde su propio teléfono para cubrir gastos en apuestas insensatas. «David era quien se hacía cargo de todos los pagos», comentó uno de los 17 testigos que comparecieron en el tribunal.
La Fiscalía solicita una pena de 11 años y medio por el homicidio, aunque describió el acto como «impactante», además de otros cargos por estafa continuada. A su favor, se considera que David M. C. aceptó su culpabilidad con el fiscal y ha compensado a los familiares de la víctima con 37.000 euros. Sin embargo, la acusación particular argumenta que el crimen fue especialmente cruel y busca aumentar la pena a 18 años de cárcel.
«No entiendo por qué lo hice», admitió, sin negar su implicación en el asesinato. A tres años de haber golpeado a un hombre retirado de 60 años con una esfera decorativa de mármol y apuñalarlo en 21 ocasiones, el confesado criminal permanece en silencio. A pesar de aceptar su culpa, no ha proporcionado detalles sobre el motivo de su ataque ni sobre su relación con el jubilado, aunque las circunstancias sugieren un interés tanto económico como sexual entre ellos.
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