La ministra de Sanidad, Mónica García, abordó en una entrevista con la Cadena Ser algunos temas controversiales que tocan su ámbito. Uno de los asuntos discutidos fue la actualización del sistema Muface (Mutualidad General de Funcionarios Civiles del Estado), que beneficia a aproximadamente un millón y medio de empleados públicos.
García mencionó la discrepancia existente entre el Gobierno y las aseguradoras, que están insatisfechas con las nuevas condiciones que se proponen para renovar el acuerdo. La ministra se mostró reservada, indicando que están en un «proceso de diálogo», y subrayó que Muface «no es una prioridad».
Según ella, este sistema representa un subsistema anacrónico que ofrece condiciones diferentes, pero no necesariamente superiores a las de otros ciudadanos. En este contexto, García aclaró que «no se está considerando» la eliminación de Muface: «Nunca se ha discutido. Sin embargo, es fundamental evaluar la eficacia de todo el sistema».
En relación con la propuesta de la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, sobre reformar las bajas laborales para aumentar la flexibilidad en ciertos casos, García expresó su descontento con el término «flexible». Para la ministra, la «voluntariedad» puede dar lugar a interpretaciones perjudiciales, reiterando que las bajas médicas deben ser consideradas «actos médicos». A su juicio, la salud debe ser la principal prioridad en cualquier discusión sobre este tema. No obstante, sí apoyó una «incorporación gradual» en ciertas situaciones, siempre con el acuerdo de los profesionales de la salud. «Es posible explorar esa opción, pero si se plantea flexibilidad para desproteger al trabajador, lo que podría llevar a coacciones o presiones laborales, nunca estaremos de acuerdo en eso», concluyó.
Recientemente, se ha pronunciado sobre el incidente en el que su vehículo fue vandalizado con adhesivos de ideología nazi. Hasta ahora, ha presentado el caso ante las autoridades y ha expresado su «preocupación» y, especialmente, su «tristeza», señalando que no es «insensible». Sin embargo, enfatizó que tales acciones no disminuirán su determinación. «Esto me impacta como individuo, ya que me han atacado por ser ministra, mujer y progresista. Es un asunto que debería inquietarnos a todos, pues representa un asalto a la administración y a la democracia. Considero que este tipo de acoso y hostigamiento político no es un fenómeno aislado, sino que es algo planificado y constante, algo que hemos observado durante un largo periodo», concluyó.