Una de las inquietudes más relevantes actualmente para la población es la búsqueda de opciones de vivienda que sean accesibles. Este fenómeno se manifiesta con mayor intensidad en grandes urbes como Madrid, donde los alquileres alcanzan los niveles más altos de todo el país.
El presidente Pedro Sánchez ha establecido como uno de los ejes centrales de su gestión el compromiso de garantizar el acceso a una vivienda digna, respetando el derecho constitucional, y evitando que los gastos en este concepto superen el 30% de los ingresos disponibles de las personas.
Con el propósito de situar la vivienda como un pilar fundamental del Estado del bienestar, el Gobierno ha implementado un plan ambicioso que incluye medidas concretas y la asignación de recursos económicos, multiplicando por ocho la inversión que anteriormente destinaba el ex presidente Rajoy. En este contexto, se estima que el Gobierno cubre aproximadamente entre el 70 y el 75% de las iniciativas relacionadas con la vivienda de las Comunidades Autónomas (CCAA).
Para abordar eficazmente esta problemática urgente, es esencial el compromiso y la colaboración no solo del Gobierno, sino también de las CCAA y los municipios. Esto implica movilizar terrenos públicos para el desarrollo de viviendas de alquiler social, fomentar la construcción de viviendas accesibles, especialmente para jóvenes, ancianos y grupos en situación vulnerable, como las víctimas de violencia de género, así como promover la rehabilitación de inmuebles. También es crucial atender las crecientes necesidades de esos jóvenes y familias que optan por asentarse en áreas rurales.
Un claro ejemplo de estas iniciativas es la Operación Campamento, que permitirá la creación de 10,700 hogares asequibles. En contraste, la presidenta Ayuso ha tomado una postura que define como «ideológica» frente a la intervención del sector público en el mercado inmobiliario. Su enfoque en la Comunidad de Madrid es radicalmente opuesto al del Gobierno español, adoptando un discurso de oposición activa.