En la semana donde Andrés Manuel López Obrador, el presidente saliente de México, y Claudia Sheinbaum, la presidente electa, consiguieron la hazaña de unificar al PSOE y PP en su descontento por el veto a rey Felipe VI, surgió un desacuerdo dentro de la plataforma que busca una financiación justa.
El PSPV rompió el consenso, causando que Carlos Mazón, el presidente valenciano, carezca de unidad en su encuentro con Pedro Sánchez. Esta disolución del acuerdo valenciano pone a Mazón en el terreno que Sánchez, secretario general de los socialistas, controla mejor: la discordia.
Con rumores de próximas elecciones en los corrillos madrileños, cualquier pacto se ve amenazado. Ferraz y Génova saben que el trato preferencial hacia Cataluña será clave en una potencial campaña electoral, y las federaciones socialistas no pueden desviarse del guion establecido por la Ejecutiva Federal.
El PSPV ha modificado su discurso, concluyendo el acuerdo en términos de financiación. Se retractan de la propuesta del fondo de nivelación, que en su momento fue defendida por Ximo Puig, ya que se aplicaría en todas las comunidades, no solo en las subfinanciadas como la Comunitat Valenciana. Además, buscan imponer vetos a las reducciones de impuestos para los ricos. Aunque esto último coincide con la ideología socialista, lo primero contradice su espíritu. Por tanto, una vez más, viajamos a Madrid sin solidaridad mutua. La situación es similar a la de México con Estados Unidos. Como dijo Porfirio Díaz, «Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de los EEUU», nosotros podríamos decir, «Pobre Comunitat, tan lejos de Dios y tan cerca de Madrid y Barcelona».
El pitbull de grandes dimensiones que ha acabado con la vida de su dueño de 26 años será presumiblemente sacrificado tras lo sucedido.
El presunto asesino en serie queda con los hombres a través de apps de citas y posteriormente los droga para robarles en Bilbao.