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El Partido Popular propone un cambio «quirúrgico» en el horario de trabajo, manteniendo los salarios intactos y proporcionando apoyo a las empresas

El Partido Popular (PP) propone una modificación «quirúrgica» de la jornada laboral, manteniendo el salario y proporcionando apoyo a las empresas. Feijóo, al frente de esta iniciativa, refleja el cambio social del PP y se suma a la estrategia de líderes europeos proponiendo un esquema que comprima la semana laboral en cuatro días.

La propuesta del líder del PP no fue previamente consensuada en el encuentro del lunes con los demás dirigentes del partido. El PP busca afinar su agenda política con los cambios sociales emergentes, particularmente en aspectos relacionados con la dinámica laboral.

El partido conservador, sin renunciar a sus ideales de competitividad, esfuerzo y rendimiento, empieza a considerar la «realidad» de las nuevas generaciones en sus planteamientos. Numerosos estudios indican que los jóvenes valoran la conciliación antes que el sueldo al seleccionar un empleo. La sede del partido en Génova ha comprobado este cambio de tendencia a través de encuestas internas y se esfuerza por no quedar rezagado en este importante debate social, e incluso por adelantarse a la parálisis legislativa del Gobierno. Feijóo ha iniciado esta semana una línea de acción novedosa dentro del PP, reinventando su postura política con una medida insignia de Sumar: avanzar en la reducción de la jornada laboral. El líder del PP se inclina a acordar un modelo a medio o largo plazo que condense la jornada de trabajo en cuatro días, de forma «quirúrgica» según el sector, escalonada en tiempo, y siempre en colaboración con los actores sociales. Esta propuesta se correlaciona con las medidas implementadas por otros líderes europeos, independientemente de su orientación política, desde el británico laborista Keir Starmer hasta el conservador polaco, Donald Tusk.

Feijóo, en una entrevista con Vanity Fair, expresó que el objetivo a largo plazo es aspirar a una España donde se pueda mantener la misma productividad laborando cuatro días a la semana como otros países. Sin embargo, el modelo que ahora defiende el PP será una postura política sin repercusión práctica; dado que Génova, de momento, no contempla instaurar la semana laboral de cuatro días en su anhelada Ley de Conciliación. Esta ley, que será presentada ante el Congreso en los próximos días, busca fomentar un amplio consenso parlamentario.

El PP incorporará una cláusula para alentar a las compañías a «flexibilizar» las horas laborales mediante un banco de horas que permitirá a los empleados decidir cómo distribuir su tiempo para reconciliar. La idea es promover horarios laborales menos restrictivos. Los populares pretenden establecer las bases para un debate más extenso, con recomendaciones con las que las empresas puedan iniciar el diálogo con los sindicatos sobre cómo facilitar la conciliación de sus empleados antes de adoptar la semana laboral de cuatro días.

El PP reconoce que es más sencillo para las grandes empresas adaptarse a este nuevo ritmo de trabajo que para las pymes, por lo que sugieren analizar «caso por caso» y «sin imponer». Los populares defienden la idea de disminuir la presencialidad y se oponen a que las nuevas medidas de conciliación afecten los salarios de los trabajadores. La filosofía que sostienen se resume en «trabajar mejor para trabajar menos», convencidos de que reducir la semana laboral no afectará la productividad ni la competitividad de las empresas.

Feijóo está impulsando una propuesta en sus primeras etapas de formación, aún sin un cálculo del costo que implicaría implementar la reducción de la jornada laboral en España, desde Génova. En su equipo, plantean contrarrestar los gastos de las empresas con «medidas compensatorias» y subsidios de fondos europeos. Además refuerzan que esta iniciativa podría ayudar a disminuir los costos de las bajas laborales por motivos de salud mental, y tener un impacto positivo en la economía ligada al ocio. De manera preliminar, el PP se muestra reacio a unirse a la reducción de la jornada a 37,5 horas que Yolanda Díaz está negociando con los interlocutores sociales. En contraparte, propone equilibrar el día extra de descanso con cuatro días de «nueve o diez horas» para mantener las 40 horas de trabajo semanales estipuladas en el Estatuto de los Trabajadores. Sin embargo, no descartan el modelo propuesto por Sumar, y están dispuestos a apoyar la propuesta en el Congreso, siempre que esté acompañada de un acuerdo con los empleadores y sin «imposiciones». Es importante mencionar que el PP se abstuvo en la propuesta de ley de Sumar para testar el apoyo parlamentario a la reducción de la jornada laboral. Aun así, no avanzarán sin la aprobación de los empresarios y su presidente, Antonio Garamendi, continúa evitando un acuerdo con el Ministerio de Trabajo. Durante octubre, Feijóo tiene previstas reuniones con UGT, CCOO, Cepyme y CEOE para darle forma a la propuesta. También contempla programar una reunión con Yolanda Díaz, quien acoge favorablemente el «diálogo» con el PP. Por otro lado, Ayuso se muestra «totalmente en contra» de la reducción de jornada.

Génova ha iniciado una discusión que, sin embargo, suscita temores en otras áreas del partido. La conversación entre Feijóo y los barones en el contexto del Comité Ejecutivo Nacional la semana pasada se centró en las iniciativas de conciliación del partido, pero la estrategia de Feijóo para reducir las horas de trabajo no fue discutida con los presidentes autonómicos en la reunión privada ni durante el almuerzo que siguió. Después, el miércoles, todas las miradas se volvieron hacia Isabel Díaz Ayuso cuando su portavoz de Gobierno, Miguel Ángel García, afirmó estar «completamente en contra» de acortar la jornada laboral, argumentando que esto perjudicaría la «productividad», «inversión» y «empleo». Sin embargo, fuentes del Sol aclararon que García no se oponía a la propuesta de Feijóo para acortar la jornada laboral, sino a la medida de Sumar para limitar la semana laboral a 37,5 horas. A su vez, el círculo de Ayuso opta por no apoyar al líder del PP y «esperar» a que Feijóo explique su propuesta para entender cuál será su impacto en el sector público. «Si es un acuerdo entre empresas, no suena mal. El problema es qué hacer con los profesores y médicos, por ejemplo», explican. Por otro lado, la ex-presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no ocultó su posición en las redes sociales y calificó de «error» el reciente viraje social del PP hacia algunos de las propuestas históricas de la izquierda. El PP busca alinear su ideología política con los nuevos paradigmas sociales, particularmente en relación al trabajo. La competitividad, el empeño y la productividad siguen siendo valores innegociables para el partido conservador, pero por primera vez, la «realidad» de las nuevas generaciones aparece con fuerza en su argumento.

Investigaciones variadas indican que, cuando se trata de seleccionar un trabajo, muchos jóvenes priorizan el equilibrio entre trabajo y vida personal sobre el sueldo. Esta tendencia fue confirmada en Génova, mediante encuestas internas. En respuesta a este creciente fenómeno social, no sólo están esforzándose por mantenerse al día, sino que también intentan tomar la delantera frente a la parálisis parlamentaria del gobierno.

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