En España, muchos conductores han tenido que lidiar con inconvenientes en la batería de su coche en algún instante de su vida. Normalmente, este crucial elemento del vehículo dura de 3 a 4 años, aconsejándose su sustitución de vez en cuando.
Sin embargo, pueden producirse fallos antes de este tiempo. Las baterías modernas no requieren mantenimiento, por lo que su durabilidad estará determinada por el uso que le demos a nuestro vehículo. La única opción que nos queda es confiar en que el alternador no falle para evitar que nuestro coche nos deje varados en una eventual situación crítica.
Es bastante común que cuando se produce algún incidente con la batería durante el trayecto, contactemos nuestra aseguradora para que se encargue de la solución, ya sea cambiando la batería o realizando alguna reparación temporal. Aunque frecuentemente, los conductores recurren a los cables y a otro vehículo para recargar su batería y llegar a su destino cuando se dan cuenta que está descargada. A pesar de que es una práctica recomendada, no todos tienen estos cables en el maletero y ante la necesidad de poner en marcha el coche, se utilizan otras técnicas y trucos que pueden ser efectivos. 1. Empujando el vehículo Uno de los métodos más antiguos es intentar iniciar el coche empujándolo. Si no tienes a mano ninguna herramienta para arrancar el motor, este sistema tradicional puede serte útil, especialmente si realizas el empuje cuesta abajo. En primer lugar, debes aprovechar una inclinación hacia abajo para facilitar el trabajo de empujar el coche y, si es posible, deberías hacerlo con una persona que te asista. Al poner el coche en movimiento, presionarás el embrague e introducirás la segunda velocidad.
Una vez que hayas logrado cierto ‘impulso’, necesitarás liberar el embrague y simultáneamente presionar el acelerador para activar el motor. Segundo, el método del arrancador portátil. Esta es otra técnica para iniciar un automóvil que se ha quedado sin energía, utilizando un dispositivo de arranque portátil. Este dispositivo viene con un acumulador de energía compacto llamado powerbank. Con al menos 8.000 mAh de capacidad, este dispone de la energía suficiente para poner en marcha un motor de combustión interna y es útil tanto para vehículos de transmisión manual como automática. Además, este powerbank viene con sus propios cables, que solo necesitas conectar a los terminales de la batería del coche. Una vez instalado, deberás activarlo para poner en marcha el motor del coche y después de varios minutos de carga, desengancha los cables. Tercero, la desventaja de los coches automáticos. A diferencia de los vehículos de transmisión manual, los coches automáticos tienen limitaciones para arrancar un vehículo sin batería sin el uso de cables. Su sistema depende de una transmisión que solo funciona cuando los sistemas eléctricos del coche se activan, lo que complica el arranque. Sin embargo, existen los arrancadores, dispositivos que se conectan a los terminales de la batería para proporcionar un impulso eléctrico lo suficientemente fuerte para encenderla. Además, estos dispositivos, al igual que el powerbank, vienen provistos con unas pequeñas pinzas.