×

Israel proclama la condición de emergencia debido al temor de una reacción de Hezbolá

Hace un par de años, escribí una pieza en la cual describía el anterior show de Broncano como un «rebeldía de nada». Mi opinión sigue siendo la misma. Provocar monjas y usar lenguaje vulgario no es rebelde, aunque puede ser entretenido y astuto.

No hay duda de que Broncano tiene un indiscutible don para la televisión y una singular inteligencia perspicaz que lo distingue. La rivalidad con Motos creo que enriquece el ámbito televisivo y no estoy completamente de acuerdo con la polarización y la crítica política que hay atrás.

Podemos cambiar de canal para ver lo más relevante de cada uno o podemos optar por no ver y regresar a Netflix como si volviésemos de pasear al perro. Mientras su adversario se alimenta de la fama de su invitado, Broncano, a su manera, logra realzar a sus invitados, incluso si no son tan famosos y esto, aunque pueda parecer falso, tiene un toque de magia.

Hace un par de años, di a conocer mi descontento con las bromas sobre drogas en el programa. Ser el bufón de tal maquinaria carece de humor. Detrás de las drogas hay una inmensidad de injusticia, un mercado mundial, dolor y un silencio aterrador. Ofrecer una imagen atractiva de almíbar de esto, a mí me parece deshonroso. Recibí insultos e injurias en varias redes sociales, pero no me resentí en lo más mínimo. El día siguiente, mientras manejaba por un camino solitario, recibí una llamada con numerosamente largos. Detuve en una estación de servicio. En el otro extremo de la línea estaba la directora de comunicación del conglomerado donde operaba Broncano.

Me aseguraba que estaban en proceso de rectificación con los chistes de droga, que solo era humor y no llevaban mala fé. Para resumirlo, me dejó un poco desconcertado. Me mantuve educado y correcto pero me sentí extraño al final de la conversación. Aparentemente hay un equipo de apoyo robusto para proteger al joven. Soy consciente de que los directores de TVE hacen lo que pueden con él. Me han dicho que al equipo del Telediario 2 no le agrada mucho perder unos quince minutos de su horario. He estado observando y los chistes sobre drogas continúan y reafirmo mi postura: son vergonzosos, siempre los han sido, es aún peor que este tipo de cosas ocurran en la televisión pública y que nadie tome acciones al respecto. No soy partidario de la grosería al preguntar sobre el dinero y el mal gusto de la pregunta acerca de la vida sexual de alguien, me recuerda a los comentarios absurdos de la gente de pueblo que cuestiona sobre qué comes, pero uno se distrae como puede. Espero que vuelvan a llamarme.

Lea También