Este domingo, soldados israelíes armados irrumpieron en la sede de Al Jazeera en Ramala, Cisjordania, en las primeras horas de la mañana. Se confiscaron y destrozaron equipos y se entregó una orden para cerrar la estación de televisión por un periodo de 45 días.
Aunque la orden mencionaba solo el cierre de la oficina, los oficiales se llevaron el equipo de todos modos. La conversación entre un soldado y el jefe de la oficina, Walid Al Omari, fue transmitida en vivo por televisión: el soldado le dijo a Al Omari que recogiera todas las cámaras y abandonara la oficina de inmediato.
Al Jazeera ha interpretado estas acciones como un intento más por limitar su capacidad de informar sobre la ofensiva militar en Cisjordania y Gaza. En mayo, el gobierno de Benjamin Netanyahu ya le había prohibido transmitir desde Israel, argumentando que sus emisiones eran un ataque contra la integridad del Estado y una herramienta de propaganda para Hamás.
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