El asunto de la vivienda en España ha surgido recurrentemente en las charlas recientes. Algunos consideran casi imposible no solamente ser dueños de un hogar, sino incluso enfrentar un arrendamiento, llevando a una porción de la población a buscar opciones como cohabitar o incluso abandonar la idea de vivir de forma independiente.
Sin embargo, la coyuntura parece no mejorar, de acuerdo a expertos como Gonzalo Bernardos y Santiago Niño Becerra, que advierten de una situación preocupante.
Ambos economistas son figuras familiarias en los medios de comunicación nacionales, y además, suelen expresar sus puntos de vista a través de las redes sociales.
Niño Becerra, por ejemplo, a menudo comparte su análisis en su cuenta de X (anteriormente Twitter), recientemente reflexionando sobre la vivienda en comparación con la comida y ropa, identificándolos como los “tres elementos fundamentales de la vida humana”.
Vivimos en un «entorno de ingresos estancados»
Primero, Niño Becerra destaca que la comida, la ropa y la vivienda son «fundamentales» por dos motivos: «son necesidades básicas y será de cualquier manera que las personas tratarán de obtenerlas». Sin embargo, para dialogar sobre estos elementos, dice que debemos superar “la fase de ‘deseo de bienes duraderos con la última tecnología'», tales como televisiones, automóviles o refrigeradores. Habiendo hecho eso, ahora sí, el economista subraya que estos tres elementos fundamentales ahora son centrales en laactualidad, debido a que los ingresos de las personas están estancados.
La problemática del estancamiento afecta de manera distinta a diferentes esferas, por ejemplo, la comida y la vestimenta no se ven afectadas de la misma manera que la vivienda. ¿Por qué es esto? El acceso a los alimentos y la ropa se ha simplificado gracias a las marcas blancas y las marcas de bajo coste respectivamente, apuntando que ambos negocios están basados en la cantidad». Sin embargo, esto no se aplica a la vivienda.
Paradójicamente, el sector de la vivienda se sustenta en la escasez, agravada por la disminución progresiva de la provision estatal de esta necesidad básica, resultando en que una persona tenga que destinar más del 40% de sus ingresos para adquirir una casa, transformándolo en un «negocio económico». Las personas necesitan desesperadamente un hogar y endeudarán su futuro para lograrlo, argumenta Niño Becerra. Este hecho restringirá inevitablemente sus gastos, llevándolos a «un escenario de renta estagnada».
La construcción «aporta poco» a las empresas privadas
En este contexto, el economista plantea una interrogante – aunque la comida y la vestimenta otorgan ganancias a las empresas y distribuidores, la construcción de viviendas, debido a su extenso periodo de ejecución y las garantías requeridas, no ofrece el mismo beneficio a las corporaciones privadas. Ciertos tipos de casas pueden ser lucrativas, como las de altos costos dirigidas a nichos específicos de mercado, pero estas no son construcciones habituales.
Frente a estos desafíos, Becerra sugiere dos posibles soluciones para mejorar y transformar la situación futura: «O bien se inventa un método para automatizar la construcción de viviendas ‘ideales’ a un costo muy bajo y en un corto periodo de tiempo, atrayendo así el interés del sector privado, o los gobiernos se involucran directamente en el asunto, construyendo las casas necesarias con fondos públicos». «De lo contrario, la alternativa será el retorno al chabolismo y al hacinamiento», concluye.