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Los rojiblancos consiguen una victoria contra el Leipzig gracias a una magnífica muestra de habilidad de Griezmann

Después del rescate de Maite y Nerea en la residencia oficial de Gran Hermano, Óscar, Juan y Diego (Luis) fueron los concursantes seleccionados para ser juzgados por la audiencia. «¡Ha ocurrido un vuelco inesperado!», exclamó Jorge Javier Vázquez al inicio del episodio.

Por lo tanto, se hizo evidente que los porcentajes de votos habían experimentado una radical transformación. «El público ha decidido que el que debe dejar la residencia es… ¡Óscar!», reveló el conductor mientras la casa titilaba con luz roja y marsa tensión.

El eliminado sospechaba que pasaría. «Es solo un juego», intentaba tranquilizar a sus colegas, quienes se mostraban afligidos por el desenlace. «No tengo idea de cómo se me ha percibido, pero lo averiguaré ahora», mencionaba, creyendo que estaba por dirigirse al escenario. Cuando Diego (Luis) y Juan parecían serenos, Jorge Javier los descolocó repentinamente compratiendo que habría una doble eliminación, uno de ellos dos también sería descalificado. Acto seguido, se dirigieron a la sala de eliminación para descubrir quién sería el próximo eliminado. «El público ha decidido que el que debe dejar la residencia es… ¡Juan!», desveló Vázquez. «Me entristece porque solo he estado aquí dos semanas y se necesita más tiempo para conocerme», compartió el segundo eliminado. No obstante, había una sorpresa mayor para ellos. Al igual que a Vanessa y Daniela, los dos eliminados fueron introducidos a la casa secreta sin tener idea de lo que era ese lugar. «No han sido eliminados, esta es su nueva residencia», les comunicó el presentador sorprendiéndolos. Los dos se emocionaron visiblemente. Juan más que su amigo. Pero ambos agradecieron la oportunidad que se les brindó.

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