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Después de su separación con Isaac Torres hace varios meses, Lucía Sánchez todavía se mantiene unida a él debido a una conexión significativa: su hija Mía. Desde que se convirtió en la ganadora del reality show «GH Dúo 2», ha estado dedicada enteramente al cuidado de su pequeña que pronto cumplirá dos años.

Al ser una ex participante de «La isla de las tentaciones 3», cualquier contratiempo que experimenta su hija le resulta estremecedor. Recientemente, en su canal de Mtmad, «Para mí», contó sobre un incidente que presenció, que resultó ser muy traumático para ella, en el que su hija tuvo un desafortunado accidente que requería atención de urgencia.

Esto sucedió el pasado fin de semana en el bautizo de la sobrina de Lucía. «Lloré muchísimo. Fue muy difícil de sobrellevar», menciona antes de explicar la situación. Según detalló, sucedió al término de la misa. Fue a casa de su madre luego de la misa, antes de continuar con las celebraciones. Sin embargo, no anticipó que su hija iba a sufrir un accidente mientras subían las escaleras. Aunque Mía estaba cogida de la mano de Lucía, «tropezó y cayó en reversa», con un pie apoyado en el escalón superior. Al intentar prevenir la caída agarrándola del brazo, Lucía escuchó un sonido desagradable, seguido por los llantos desolados de Mía. «Me duele, me duele», lloraba Mía, incapaz de mover su brazo. En medio de la angustia, Lucía no pudo detener sus lágrimas y reconoció que «me encontraba llorando más que mi hija». Fue su madre quien propuso llevar a Mía de inmediato al hospital.

Lucía recuerda vívidamente el viaje desesperado al centro de emergencias, con la pequeña sollozando incontrolablemente. Al llegar, la gente en el edificio no pudo evitar mirar sus atuendos adecuados para la celebración a la que habían sido invitadas, relata Lucía. En medio de una intensa culpabilidad, la famosa de las redes sociales admitió al médico que era ella la causante del intenso dolor de la niña. Entre sollozos, repetía «soy la culpable». Buscando aliviar la tensión, el médico le aseguró que es común tratar a menores que han dislocado un hombro o codo. Explicó, para tranquilizarla, que sólo tenía que hacer un «click» para reajustarlo, poco antes de conseguir corregir la dislocación del codo de la niña. Tras el susto inicial, Mía pudo mover de nuevo su brazo de manera normal y las tres tuvieron la oportunidad de regresar a la fiesta de bautismo. El traumático incidente no fue más que un sobresalto, relata la gaditana, quien ha decidido que en adelante, siempre llevaría a su hija en brazos cuando suben escaleras.

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