La alianza izquierdista considera que, a pesar de algunas excepciones, existe una convicción general de la necesidad de formar un bloque común para prevenir un gobierno de derechas. Andalucía, que ha estado allanando este camino, es vista como el primer desafío.
La coalición de izquierdas que se postuló en las elecciones andaluzas de junio de 2022, ha enfrentado una metamorfosis similar a la del patito feo del relato popular. Inicialmente, Por Andalucía inició débil y tropezó en las elecciones, dejando el espectro a la izquierda del PSOE en una esquelética posición luego de una severa lucha interna.
Sin embargo, el tiempo la ha fortalecido y ahora muchos la ven como un ejemplo a seguir para la ansiada unificación de las fuerzas de izquierdas. Antonio Maíllo, coordinador general de IU y reciente líder de la federación de izquierdas, es el mayor defensor de esta idea. Maíllo aboga por reconstruir los lazos que se han roto y utiliza Andalucía como un laboratorio óptimo para persuadir a los demás. Aunque Maíllo no es el artífice del progreso de Por Andalucía, retornó al escenario político cuando la coalición se encuentra en su mejor momento. Los positivos resultados de las encuestas del Centro de Estudios Andaluces, junto con la consolidación de la alianza, han permitido cerrar definitivamente las antiguas disputas. Pese a que Podemos no figura legalmente como uno de los socios debido a las extensas negociaciones, lograron culminar con un acuerdo que se selló en el Parlamento de Andalucía en una tensa noche de mayo de 2022.
La designación de Nieto como candidata contó con un papel fundamental de Yolanda Díaz, quien aún no había dado a luz a Sumar. Este hecho también contribuyó a exasperar a Podemos, que ya tenía sus reservas sobre la elección de la gallega para suceder al liderazgo que él había dejado. Como era de esperarse, la tensión aumentó con una alianza entre IU y Más País (ahora parte de Sumar), lo que despojó a los miembros de Podemos de una portavocía adjunta y un lugar en la Mesa de la Cámara que estaba estipulado en un acuerdo despreciado. Diario Red informó la semana pasada que este asunto ha sido parcialmente corregido, con Alejandra Durán, diputada de Podemos por Granada, reemplazando a Esperanza Gómez, la Errejonista, como portavoz adjunta. Esto está a años luz de las sesiones plenarias en las que los miembros de Podemos se negaron a aplaudir las intervenciones de Inma Nieto. Aun así, es justo decir que Juan Antonio Delgado, el candidato que Pablo Iglesias bendijo como el «líder natural de la izquierda andaluza», sigue un poco distante de este pacto. Sin embargo, la rehabilitación de Alejandra Durán representa un acercamiento, aunque no el primero. Antes del verano, Antonio Maíllo asistió a un acto conmemorativo de los 10 años de la Ley Trans andaluza con Nieto y la secretaria de Organización de Podemos Andalucía, Raquel Martínez. Con el panorama electoral aún lejano, los diferentes actores tienen tiempo para reflexionar con calma. Todos, en mayor o menor grado, han llegado a la conclusión de que competir por separado en las elecciones sería un fiasco, según expresó una fuente cercana. En IU siempre han tenido este enfoque, y la llegada de Maíllo, quien fue coordinador andaluz desde 2013 hasta 2019, apoya esta idea.
En términos orgánicos, la suma no tiene lugar y no se anticipa que constituya una barrera, debido a que en Madrid, están conscientes de este inconveniente. El enigma radica en el partido político Podemos, a pesar de que los movimientos actuales parecen apuntar a la misma dirección. El grupo de color morado tiene planeado realizar una asamblea en noviembre para dirimir las dudas. Hay una posibilidad de que se formen dos listas, una más realista y otra más obstinada. Martina Velarde, la líder orgánica, ha sido inconsistente en su postura acerca de qué ruta tomar, de acuerdo a varias fuentes consultadas. Sin embargo, tampoco se puede afirmar que planea mantener el liderazgo del partido, ya que su enfoque principal ha sido su rol como diputada en el Congreso. Un líder de la izquierda, quien ha estado en constantes diálogos con diversos partidos, opina que probablemente la facción más realista predominará en el grupo de color morado, principalmente debido a una cuestión de números y subsistencia en el terreno. Las situaciones dentro de la M-30 son diferentes a las que ocurren en un parlamento autónomo, donde presentar dos listas puede traer devastadoras consecuencias. Los sucesos en las elecciones autónomas de Galicia y el País Vasco pueden ser indicativos. No obstante, esto no implica que el recorrido hacia ese punto será sin contratiempos. Algunos sostienen que el propósito del núcleo morado es luchar con todas sus fuerzas, incluso si al final deban ceder ante las teorías más conciliadoras, en las cuales algunos ubicarían a Ione Belarra respecto al dúo Pablo Iglesias-Irene Montero. Este jueves, la ministra Sira Rego, quien fue derrotada en las primarias por Antonio Maíllo en la lucha por el poder en IU, abogó por la necesidad de restaurar los puentes entre todos los actores a la izquierda del PSOE. Y en dicho esfuerzo, la federación de izquierdas está resuelta a desempeñar un papel proactivo como la única organización federal con influencia en todo el territorio.
La expansión territorial de Sumar se detuvo debido al proceso electoral, y la posibilidad de avanzar parece descartada tras la decepcionante actuación en las elecciones europeas. Por otro lado, Podemos se encuentra en un estado de debilidad fuera del Congreso. La maquinaria de la organización fundada por Julio Anguita en la década de los 80 se ha activado para que, cuando llegue el momento adecuado, puedan ejercer presión las bases de la izquierda y la opinión pública en apoyo a la alianza de los antiguos compañeros. A pesar de la tensión aún existente desde el divorcio entre Podemos y Sumar, que persiste desde finales de diciembre de 2023. La desconfianza entre el núcleo de Podemos y el grupo liderado por Yolanda Díaz desde su fortaleza en el Ministerio de Trabajo es inmensa, y se menciona por diversas fuentes que será el mayor desafío a superar. «De no ser así, estaríamos ante un Gobierno del PP y Vox», dice un representante de la izquierda nacional, quien confía en que un posible triunfo en la prueba de fuego andaluza pueda ser la piedra angular de un proyecto aún sin nombres ni candidatos definidos.