Categorías: Crónica
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18 septiembre, 2024 4:22 pm

Entre los países de la Unión Europea, España destaca por la elevada incidencia de carencias materiales: alrededor de cuatro millones de individuos no logran cubrir sus necesidades básicas debido a su situación económica

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Consumir proteínas como la carne y el pescado de manera regular, mantener una temperatura confortable en el hogar o tener acceso a internet, son considerados gastos fundamentales. Sin embargo, para algunos resultan inalcanzables. En la clasificación de la Unión Europea, España ocupa el quinto lugar por contar con la mayor cantidad de habitantes que no pueden afrontar estos y otros costos de productos y servicios esenciales.

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De acuerdo a Eurostat, aproximadamente uno de cada diez españoles presenta esta carencia tanto a nivel material como social. Específicamente, existen 4,2 millones de personas en España que debido a su situación económica, están forzadas a renunciar a bienes y actividades considerados fundamentales, de acuerdo a los más recientes datos divulgados por la oficina de estadísticas europea para el año 2023.

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Esto representa que el 9% de la población española vive en condiciones de pobreza, una cifra que considerablemente supera el promedio de la UE, que es de 6,8%, y es una de las más elevadas de Europa. Solo Rumania, Bulgaria, Grecia y Hungría reportaron en el último año índices más altos que España, con un 19,8%, 18%, 13,5% y 10,4% de sus ciudadanos respectivamente obligados a privarse de aspectos vitales para tener una vida digna. En contraposición, en países como Chipre, Suecia, Luxemburgo y Estonia, el porcentaje de personas en esta situación rondó el 2,5%, y Eslovenia ocupó el último lugar con solo el 2% de su población en esta condición. Este indicador evalúa la pobreza mediante la capacidad de las familias para cubrir un conjunto de productos, servicios o actividades que son considerados esenciales por la mayoría de las personas para tener una vida de calidad. Se contempla la habilidad para abordar gastos inesperados y retrasos en las facturas, poder consumir carne, pollo o pescado de manera regular, mantener la casa a una temperatura adecuada y tener acceso a internet.

En el estudio se plantea la capacidad de cada individuo para permitir realizar ciertas actividades o tener ciertos bienes, como tomarse una salida de vacaciones anual, tener un vehículo a disposición, adquirir ropa y mobiliario nuevo como sustitución al desgastado, y tener al menos dos pares de zapatos. Asimismo, la posibilidad de darse a ocasiones recreativas como salir con amigos al menos una vez al mes. Si una persona ve limitada su capacidad financiera para costear siete o más de estos puntos, se le cataloga en condiciones de carencias severas.

El año 2023 experimentó un deterioro en esta situación respecto al año anterior. En España, por ejemplo, se anotó el tercer ascenso más considerable en la cifra de población sufriendo de estas carencias, tanto materiales como sociales, en todas las naciones de la Unión Europea. De manera paralela, Hungría registró un auge de 1,3 puntos porcentuales desde el 7,7% en 2022. Solo Dinamarca y Austria tuvieron incrementos mayores. Por otro lado, destacaron por sus esfuerzos en reducir el porcentaje de población en carencias graves países como Rumanía, Letonia y Croacia. En el marco de la UE, la media se desplazó de un 6.7% en 2022 a un 6.8% en 2023.

La situación se torna aún más desalentador si se enfoca en las poblaciones más jóvenes. Según el estudio de Eurostat, el 13.4% de los infantes menores de seis años y el 12.3% de los menores de dieciocho se hallan en condiciones de pobreza, frente al 9% de la media general. Sin embargo, la cifra desciende al 6.4% para los mayores de 60 y al 4.8% para los mayores de 75. Asimismo, en España y gran parte de la Unión Europea, las mujeres batallan más para costear las necesidades básicas. Los datos de Eurostat revelan que el 9.6% de la población femenina se encuentra en esta situación, en comparación al 8.4% de la población masculina.

España sobrepasa los porcentajes promedio de la comunidad, ubicándose en el quinto lugar del ranking en ambos casos. El promedio comunitario para mujeres y hombres es del 7,2% y 6,5% respectivamente.

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