Con la llegada de septiembre, también retomamos nuestras habituales labores y rutinas. Además, notamos que los días se acortan, un signo inequívoco de que la transición al horario invernal se acerca. En territorio español, este ajuste horario se realiza siempre en octubre, más exactamente el último fin de semana del mes.
Este año, por lo tanto, tendrá lugar en la madrugada del sábado 26 al domingo 27. Los relojes retrocederán una hora, es decir, a las 3:00 h pasarán a ser las 2:00 h, incrementando así la duración oficial del domingo a 25 horas.
En cuanto a dispositivos electrónicos como teléfonos móviles, tablets, PCs o TVs inteligentes, este cambio se efectúa automáticamente mediante el protocolo de red NTP (Network Time Protocol), que ajusta los relojes de los sistemas informáticos por medio de una red de datos con latencia variable. Este ajuste impactará principalmente en las horas de luz, ya que el amanecer y el atardecer ocurrirán una hora antes. El objetivo es impulsar el ahorro de energía, adaptando la jornada laboral a las horas de luz natural. Todos los integrantes de la Unión Europea realizan este cambio en la misma fecha, aunque hay quienes se muestran cada vez más críticos con esta práctica. De hecho, en 2018 se propuso eliminar los dos ajustes horarios que se realizan anualmente. No obstante, según se informa en el sitio web del Consejo Europeo, «no se ha tomado ninguna decisión definitiva al respecto ni se ha establecido un plazo para tomarla», por lo que el sistema actual sigue en vigor. De acuerdo con el Real Decreto 236/2002, publicado en el BOE en 2022, se determina el calendario de las fechas de comienzo y fin del horario de verano para los próximos cinco años, por lo que no se prevén cambios en este aspecto hasta, al menos, el año 2026.
