Las apuestas en la liga MMA indicaban a Sean O´Malley como posible vencedor en la categoría de peso gallo en el evento estrella de Noche UFC. Pero las predicciones pueden fallar, y esta fue una de esas veces. En un inesperado giro del destino, O´Malley no parecía tan letal como se esperaba.
En el transcurso de los cinco asaltos para el título de su categoría, O´Malley no dio indicios de ser una amenaza. En el primer asalto mostró algo de habilidad con algunos jabs, pero fue fácilmente derribado por Merab Dvalishvili a los tres minutos, marcando las tácticas a seguir para el resto del combate, centradas en el derribo, control y evitar errores.
En el segundo asalto, Dvalishvili solo necesitó unos minutos para lograr derribar de nuevo a su contrincante, con una técnica impecable. El resto del asalto fue un dominio total por parte del aspirante al título. El semblante de O´Malley en el tercer asalto reflejaba su desconcierto. Parecía desconcertado, desinflado e indeciso. A pesar de su estilo habitual de boxeo reaccionario, esta vez, O´Malley no pudo vencer a un preparado Merab, que supo cómo controlar las distancias con precisión, acercándose para patear y manteniendo su distancia tras cada golpe. En el cuarto asalto, parecía que O´Malley podría remontar, pero nuevamente fue derribado por Dvalishvili, portador de su característico y persistente nivel de energía, que no permitió a O´Malley la oportunidad de contraatacar en el suelo.
El semblante y la postura corporal del competidor americano durante el quinto asalto eran nada menos que desoladores. Ya no mostraba fortaleza. Ni una chispa de reacción final ni nada por el estilo se hizo presente. Con todo merecimiento, Dvalishvili se convirtió en el flamante campeón de la categoría de peso gallo. Sin embargo, cuando Joe Rogan le preguntó acerca de su próximo adversario, el púgil georgiano optó por no adelantarse. Parece reticente a concentrarse por ahora en Umar Nurmagomedov, quien probablemente será el siguiente en su camino. Sobre O’Malley, los resultados no podrían haber sido más desfavorables. No solo perdió el título, sino que exhibió una insuficiencia táctica y, lo más desalentador, un aparente desinterés. Ni una sola vez pareció dispuesto a luchar con todas sus fuerzas para retener su corona.
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