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Tres señales de sepsis que podrían no ser detectadas fácilmente

La sepsis o septicemia es una reacción del cuerpo a una infección, como por ejemplo una infección urinaria o neumónía, que puede llegar a dañar los tejidos, provocar falla en los órganos e incluso causar la muerte. Según cálculos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente un tercio de quienes padecen sepsis fallecen.

La detección de esta afección puede resultar complicada dado que sus síntomas suelen ser comunes.

Uno de estos síntomas puede ser la diarrea. Algunos virus graves del estómago pueden desencadenar sepsis, particularmente cuando la bacteria Clostridium difficile, causante de infecciones intestinales, ingresa al flujo sanguíneo desde el intestino.

Normalmente, esta bacteria se combate con antibióticos, pero es posible contraer una infección por Clostridium difficile mientras se toman antibióticos para otra afección, o incluso al entrar en contacto con alguien infectado.

Otro síntoma habitual en casos de sepsis es la confusión, y se ha sugerido que hasta un tercio de los afectados experimentan algún tipo de desorden neurológico como confusión o ira. Aunque se desconoce la razón exacta por la que la sepsis afecta al cerebro de esta manera, se asocia con inflamación.

Además, la piel húmeda y las manos sudorosas son síntomas frecuentes de la sepsis, dado que la piel puede enfriarse y humedecerse cuando aumenta la temperatura corporal debido al clima caluroso, la actividad física, o la fiebre. Cuando el cuerpo entra en shock séptico, puede experimentar fiebre.

El sistema nervioso simpático genera una señal que induce la sudoración del cuerpo. Además de estos tres indicadores, la sepsis puede revelarse mediante otros síntomas como aceleración del ritmo cardíaco, hipotensión, fiebre, problemas respiratorios, dolores musculares intensos, náuseas, vómitos o la aparición de erupciones en la piel.

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