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El fallo relacionado con Daniel Sancho resulta contundente

España es conocida por ser uno de los países que más desperdician agua en toda Europa. De todo el agua que se utiliza en la nación, un 80% se usa en agricultura y el resto está destinado a distintos servicios.

No obstante, a pesar de ello, no se han establecido cifras oficiales de la cantidad de agua que se pierde en la irrigación, aunque sí hay datos sobre el agua que se despilfarra en el sistema de suministro. Se calcula que alrededor del 30% del agua distribuida se desperdicia, una cifra asombrosamente alta en comparación con otros países europeos como Bélgica, donde el número es sólo del 2%.

Este fue el consenso al que llegó un conjunto de expertos del sector en una conferencia organizada por Madrid Foro Empresarial para discutir la problemática del agua en el país. Como señaló Javier García-Noblejas, director general de AVK Válvulas, la falta de datos oficiales refleja que la cantidad de agua que se desperdicia puede llegar al 50% o incluso más, una cifra desproporcionada. En Europa, los países con las redes de suministro de agua más derrochadoras son Rumanía (53%), Italia (39%), España (30%) y Francia (25%), mientras que entre las naciones que menos agotan este precioso recurso se encuentran Eslovaquia (1,5%), Bélgica (2%), Holanda (5%) y Dinamarca (7%). Según los expertos, la mejor manera de abordar los altos niveles de desperdicio de agua en España sería a través del aumento de la inversión tanto pública como privada. De hecho, reducir las pérdidas al 15% implicaría un ahorro de 4.575 hm3 de agua, equivalente al 72% del agua suministrada a ciudades y otros servicios, como sugiere García-Noblejas.

No obstante, invertir en este campo requeriría una considerable cantidad de dinero y un compromiso a largo plazo, lo que implicaría un cese en la inversión de otros sectores para poder alcanzar el objetivo establecido. Llamativamente, Dinamarca es la nación con el precio del agua más elevado. Los expertos indican que aquellos países con las tarifas de agua más altas son los que tienen las menores pérdidas. En contraposición, España tiene un costo promedio de agua de 1,88 euros por metro cúbico, lo que la sitúa entre los países con los precios más asequibles de Europa. Portugal, Chipre, Rumanía y Grecia también tienen precios inferiores a dos euros por metro cúbico. Por el contrario, se encuentran países como Dinamarca, con precios superiores a nueve euros; Noruega con casi ocho euros; Luxemburgo con seis; y Finlandia y Países Bajos con casi seis euros también. García-Noblejas destacó que «España está en pleno proceso de elaboración de una legislación para que todas las pérdidas queden registradas ante una entidad, aún por definir, pero será el único método para tomar medidas frente a los incrementos anuales en las pérdidas de agua». Asimismo, explicó que existen numerosas causas para el derroche de agua, incluyendo equipos de baja calidad, redes de suministro obsoletas, mano de obra sin entrenamiento suficiente, mala gestión de las redes, corrosión del material por las condiciones del suelo y conexiones no autorizadas. Los especialistas proponen varias acciones para resolver el problema del agua no registrada, tales como la creación de Áreas de Medición de Distrito (AMDs), el uso de válvulas reguladoras y de alta calidad, la gestión de la presión, la supervisión constante de la red, la reparación eficaz de fugas y la protección de la red de suministro, señaló José Vela, especialista en válvulas hidráulicas de Singer.

Vela destacó que anualmente, las pérdidas mundiales de agua alcanzan los 126 billones de metros cúbicos, equivalente a unos 39 billones de dólares al año. Continuó explicando que si lográsemos reducir esta cifra en tan solo un tercio, podríamos proporcionar agua a 800 millones de personas. Por otro lado, Marcos Sánchez Foncueva, Coordinador de la Mesa de Urbanismo de Madrid Foro Empresarial, subrayó la importancia de valorar el agua como un recurso precioso y limitado. Foncueva señaló que todos tenemos la tendencia a considerar el agua como un recurso ilimitado, ya que sólo tenemos que abrir el grifo para obtenerla. Este pensamiento erróneo hace que a menudo nos oponemos a los aumentos en las tarifas del agua, sin considerar lo valioso de este recurso en comparación con otros gastos esenciales como la electricidad o el teléfono.

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