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Dos años ha transcurrido desde que Europa evidenció su vulnerabilidad a los precarios incrementos de precio, a raíz de su dependencia del gas natural, provocados por la guerra en Ucrania y el reto energético precedente de Vladimir Putin. Así, la crisis energética parece ir remitiendo, aliviando una de las necesidades urgentes de encontrar fuentes de gas alternativas a Rusia que surgieron por dicha situación.

En el año 2022, España se jactaba de ser uno de los países de la Unión Europea con la mayor cantidad de plantas regasificadoras, contabilizando seis de las veinte ubicadas en varios puertos con la capacidad para regasificar el gas natural licuado (GNL) que llega en embarcaciones desde lugares diversos como Estados Unidos o Argelia.

No obstante, su actividad varía considerablemente a lo largo del año. Según Enagás, en noviembre de 2023 operaban al 85% y 90% de su capacidad, mientras que un informe de monitoreo de las importaciones de GNL a Europa indica que entre enero y junio de ese año, cuatro de las seis plantas españolas están subutilizadas, con una actividad que solo llegó a cubrir entre el 10% y 30% de su capacidad. Estos datos provienen del más reciente informe del Institute for Energy Economics and Financial Analysis (IEEFA) una institución radicada en Londres que propugna por la erradicación del consumo de combustibles fósiles y que analiza de manera periódica datos de Eurostat o los ofrecidos por operadores europeos de gas y boletines de almacenamiento de gas. En este caso, determinó que la caída de un 3% en el consumo de gas entre enero y junio de este año, sumado a la reducción de las importaciones europeas de GNL, está originando que las regasificadoras, tanto las seis en España cómo la veintena existente en 2022, estén muy por debajo de su capacidad. En un informe publicado este jueves, se cuestiona los planes en Alemania, Grecia y Polonia de seguir construyendo estas infraestructuras de gas, considerando que cada vez serán menos necesarias.

El gobierno español retomó las operaciones de la planta ubicada en el puerto del Musel en Asturias el año pasado, cuyo propósito inicial era simplemente el almacenamiento de gas, y no como estación de regasificación. A día de hoy, las regasificadoras españolas no presentan amenazas de detención de sus actividades ya que la compañía Enagás, asegura tener reservados 2.139 ‘slots’, o solicitudes de descarga de gas natural licuado (GNL) provenientes de transportistas de metano, desde noviembre de 2024 hasta 2039. Un reporte publicado recientemente cuestiona los planes gasísticos de países como Alemania, Grecia y Polonia, ya que prevé una disminución en su necesidad. No se contemplan más inversiones en infraestructuras de gasificaroras en España, pues estas ya estaban construidas antes de la crisis energética del 2022, cuando se convirtieron en una de las vías principales para la entrada de gas no proveniente de Rusia a la Unión Europea. Durante los meses de febrero de 2022 y marzo de 2023, llegaron a los puertos españoles 157 cargamentos de GNL, que en parte fueron distribuidos a otros países. Enagás asevera que fueron necesarios 4.500 millones para construir dichas instalaciones y que han permitido un ahorro de 10.000 millones en gastos energéticos. No obstante, estas operaciones son variables y pueden disminuir considerablemente durante ciertos meses, particularmente en la primera mitad del año, como indica el informe del IEEFA. ‘Después de una baja en 2023 que no se veía en los últimos 10 años, el consumo de gas en Europa disminuyó un 5,4% en la primera mitad de 2024. La demanda ha disminuido un 3%, y esto ha llevado a una reducción en la necesidad de importaciones de GNL, que ha disminuido entre un 11 y un 20% en la Unión Europea en la primera mitad del 2024’, menciona el reporte.

Ana Maria Jaller-Makarewicz, encargada de análisis de energía, insistió en que debería ponerse fin a la construcción de terminales de GNL. Según un informe del IEEFA, en el primer semestre de 2024, el uso de la mitad de las regasificadoras en la Unión Europea estuvo abajo del 47,2%, comparado al 62,8% durante la misma época en 2023. Cuatro de las seis regasificadoras en España, registraron un uso notablemente inferior a la mitad de su capacidad. En detalles, la regasificadora de Barcelona estuvo al 11% de su capacidad potencial, Sagunto y Cartagena al 21%, y Huelva a 27%. La actividad de las dos regasificadoras restantes, en Bilbao y Mugardos (A Coruña), no se especifica en el informe, aunque es probable que su actividad sobrepase esa cota.

Contrariamente a la postura del IEEFA, la Comisión Europea respaldó dichas infraestructuras en su informe sobre el Estado de la Energía de la Unión Europea para 2024, presentado en Bruselas. El informe celebra una reducción del 18% en el consumo de gas durante la primera mitad del año y anticipa la continuación de la importación de GNL, no de Rusia, pero si de otras naciones.

A medida que se alejamos del invierno y llegamos a climas más calurosos con menos necesidad de gas, estas infraestructuras reducen su actividad. Sin embargo, su existencia es imperativa ya que permite a los países estar preparados para picos de demanda, que sin su presencia, podría comprometer el suministro de gas cuando más se necesita.

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