El comienzo de la temporada política en Venezuela evidencia la fragilidad de Sánchez en el Congreso, conduciéndole a su primer revés. El PNV y la Coalición Canaria se distancian del Gobierno y se alían con PP para confirmar a Edmundo González como presidente, mientras Junts deja incierto su sufragio.
El Partido Socialista Obrero tuvo la oportunidad de defender el papel de Zapatero públicamente pero decidió no hacerlo.
A pesar de las expectativas de Sánchez de dejar atrás los desafíos parlamentarios vividos en los últimos meses con el inicio de la nueva temporada política, la tensa discusión sobre la aceptación de Edmundo González como presidente electo de Venezuela demostró que las complicaciones para el PSOE apenas comienzan.
El PNV, que se encuentra en acuerdo con el PP en numerosas propuestas, tiene la capacidad de bloquear cualquier votación. Sus cinco votos son suficientes para que Feijóo pueda utilizar sus recursos y paralizar las acciones legislativas del Gobierno, incluso en la oposición. Esta misma situación se presenta con Podemos o Junts.
Sánchez intentó liberarse de su precariedad parlamentaria desafiando el Poder Legislativo. Proclamó que gobernará «con o sin» el aval del Congreso, lo que aumentó el descontento de sus aliados parlamentarios. Sin embargo, la Cámara Baja amenaza con no dar tregua al presidente del Gobierno. Para el PP, la evaluación de la situación es clara. Aunque disminuyen las posibilidades de una votación anticipada, sí consideran que Sánchez «enfrenta su año más desafiante». Los Presupuestos Generales del Estado están en riesgo por la postura rígida de Junts, y cada votación parlamentaria parece una carrera agotadora para los socialistas.
A menos que surjan cambios imprevistos, este miércoles el Gobierno sufrirá su primer revés importante de la temporada y el PP celebrará su primer triunfo. A pesar de la oposición de la izquierda y las dudas del PSOE, que insta a no adelantarse a la postura de la Unión Europea y no apoyará la propuesta, el Congreso reconocerá oficialmente a Edmundo González como presidente electo de Venezuela. El Gobierno no pudo llegar a un acuerdo con los partidos opositores en un debate especialmente sensible y el PP volvió a dividir el bloque de investidura, sumando a su causa al PNV y a Coalición Canaria.
Sin embargo, la desconfianza entre Génova y los jeltzales permanece, y estos últimos dejaron claro que su apoyo al PP es solo circunstancial. Su líder en el Congreso, Aitor Esteban, criticó a Feijóo por intentar aprovechar la situación en Venezuela para profundizar las divisiones dentro del bloque del Gobierno, pero ni él ni los demás descartan posibles acuerdos ocasionales durante la legislatura.
Por otro lado, Coalición Canaria comienza la temporada inclinándose claramente hacia Feijóo. No solo respaldó la propuesta sobre Edmundo González, sino que amenaza con retirar permanentemente el apoyo de su única diputada a Sánchez en una legislatura donde un solo voto puede ser decisivo. La desconfianza de Coalición Canaria surge de la «inacción» del Gobierno ante la crisis migratoria que está sobrepasando a las islas y, al mismo tiempo, Feijóo ha tomado medidas, acordando un pacto migratorio con el presidente de Canarias, Fernando Clavijo, que pone toda la presión sobre el Gobierno.
Este miércoles, el Congreso debatirá y votará una iniciativa legislativa no vinculante. La moción insta al Gobierno a reconocer a Edmundo González como presidente de Venezuela. Sin embargo, esta petición puede no ser atendida por el gobierno. Aunque es un acto simbólico, esta acción podría tener graves repercusiones parlamentarias. Se prevé que la propuesta será apoyada por 177 votos, incluyendo a los partidos PP, Vox, PNV, CC y UPN. La decisión de Junts en el acalorado debate del martes aún no está clara, lo que podría llevar a un impacto aún mayor en el gobierno si deciden unirse al bloque del ‘sí’.
La situación en Venezuela está sacudiendo al PSOE, llevándolo a sufrir su primera gran derrota y complicando sus perspectivas legislativas. Hasta ahora, los socialistas solo han presentado un plan para combatir la reduflación (el proceso de disminuir el tamaño o cantidad de un producto manteniendo el mismo precio) en la sesión plenaria. La próxima semana, intentarán elaborar la reforma de la ley de asociación para justificar la ilegalización de la Fundación Franco. Hace unos días, el PSOE también se retractó de su segundo intento de reformar la Ley del Suelo debido a la falta de apoyo parlamentario. Mientras tanto, no hay seguridades en torno a la aprobación del presupuesto, que parece ser casi el único aspecto que podría brindar estabilidad al término legislativo.
De momento, el PSOE ha decidido no defender a Zapatero.
El PSOE intentó sin éxito evitar su primer revés en el parlamento y propuso una modificación a la proposición no de ley del PP, con el fin de atenuarla y pedir que sea la UE la que intervenga en el reconocimiento del líder opositor venezolano. En este documento, los socialistas incorporaron un reconocimiento al papel de José Luis Rodríguez Zapatero en relación a su mediación en la crisis venezolana, una acción que el PP calificó como «vergonzosa» e «inadmisible».
«Despojan a Edmundo González e idolatran a Zapatero. Zapatero está lejos de ser un mediador. Ha utilizado constantemente el diálogo como modo de dar apoyo a la dictadura. Utiliza el bien para perpetuar el mal», declaró la portavoz del PP, Cayetana Álvarez de Toledo. Cristina Narbona, quien defendía la postura del PSOE, no respondió a los comentarios de la diputada del PP sobre el ex primer ministro, tal vez para no agravar un debate ya de por sí agitado. Sin embargo, Narbona acusó al PP de crear «falsas esperanzas» al «hacer creer que la simple validación hará desaparecer a Nicolás Maduro». «Ojalá fuera tan fácil», concluyó.
Toledo Álvarez, siguiendo su costumbre de palabra directa, criticó las posturas del gobierno y recordó que Sánchez de hecho rompió los consensos comunitarios cuando reconoció al Estado de Palestina unilateralmente. A esta criticas también se unieron UPN, Coalición Canaria y Vox; este último aprovechó la ocasión para centrar la atención hacia ellos al atacar a Feijóo y criticar sus negociaciones con los socialistas. Todos los grupos de izquierda —Sumar, Podemos, BNG y ERC— se volcaron para criticar la «hipocresía» del PP por respaldar a un líder «ultraderechista» antes de que los resultados electorales se hicieran públicos. En general, fue una nueva muestra de desacuerdo y confrontación que anticipa un año de gran intensidad.
El inicio del año político no ha abierto caminos para que Pedro Sánchez olvide y avance más allá de los problemas parlamentarios de la última época. Por el contrario, la situación se ha agravado. El agitado debate en torno al reconocimiento de Edmundo González como el presidente electo de Venezuela evidenció el inicio de nuevos problemas para el PSOE. El PNV, que encuentra una coincidencia con el PP en numerosos puntos de vista, tiene la capacidad de amenazar cualquier votación. Sus cinco votos podrían dar a Feijóo la oportunidad de jugar sus cartas y poner en jaque las acciones legislativas del gobierno, incluso desde la oposición. Lo mismo podría decirse de Podemos o Junts.
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