Michel Barnier, recién nombrado como primer ministro de Francia, anunció el viernes que tiene como objetivo gestionar los movimientos migratorios y alertó sobre la peligrosa situación del déficit fiscal. En su primera conversación con los medios tras asumir posición el jueves, Barnier, de ideología conservadora, expresó su deseo de abrir una discusión sobre la posible mejora de la polémica reforma de pensiones que se implementó el año anterior.
Aunque el nuevo gobierno galo no pretende desafiar todo lo existente, sí planean abrir conversaciones para hacer mejoras en la ley, como detalló en una entrevista con TF1, un canal francés, donde afirmó que dichas enmiendas se moverán dentro del marco fiscal.
«Mi objetivo es mantenerme en el puesto hasta el fin del término y evitar incrementar la deuda en ese período», aclaró, añadiendo que no descarta una «mayor equidad en el sistema de impuestos». «Exhortaré a los nuevos ministros a hacer un uso más eficiente del dinero público», sostuvo. En cuanto a su relación con el presidente, Emmanuel Macron, Barnier afirmó que, a pesar de las discrepancias, existe respeto mutuo. «Tengo respeto por él, no nos encontramos en una situación de cohabitación como en el pasado», destacó, reiterando que «el Gobierno debe gobernar y el presidente debe presidir». Además, señaló que su gobierno «no será exclusivo de la derecha» y lamentó la ausencia de respeto en la política en años recientes. «A raíz de la crisis de la covid-19 y la guerra, puede que no hayamos trabajado de manera suficientemente colectiva. Tengo respeto por todas las fuerzas políticas, porque todos los ciudadanos son necesarios. Las mejores ideas no siempre provienen de los altos mandos, a menudo surgen de la base», agregó.
En cuanto a los futuros designados para puestos ministeriales, se ha mencionado la presencia de miembros de su «familia política» y no se descarta la reincorporación de «ministros salientes». Cuando se le cuestionó acerca de la posibilidad de incluir ministros de la izquierda, Barnier respondió positivamente. En cuestiones de inmigración, ha sostenido la necesidad de regular los flujos con «acciones específicas», debido a que persiste la impresión de que las fronteras son permeables y faltos de control, como señaló antes de enfatizar que los 11 millones de votantes franceses del partido de ultra derecha Agrupación Nacional (RN) de Marine Le Pen también son significantes. «No he conversado con la señora Le Pen. Nuestras ideologías en Agrupación Nacional no tienen mucho en común, aunque la respeto», declaró.