Tras la admisión por parte del Gobierno de que la situación de la vivienda podría obstaculizar el progreso económico de España, el reconocido economista Santiago Niño Becerra ha ofrecido su perspectiva contundente sobre el problema. En los últimos tiempos, el logro de adquirir una vivienda en España, especialmente en las urbes más grandes, ha resultado cada vez más difícil, con los precios de las propiedades y alquileres subiendo a tasas sorprendentes.
Este escenario es consecuencia de la elevada demanda y el florecimiento de los alquileres vacacionales, entre otros factores.
Enfrentar este dilema es sin duda una de las principales prioridades del mandato actual, y recientemente en julio, el presidente Pedro Sánchez reveló un plan para edificar 43.000 viviendas de alquiler asequibles a través de préstamos y garantías que ascienden a 6.000 millones de euros.
Sánchez ha declarado que actualmente estamos experimentando un «crecimiento equitativo y robusto que no se ha visto antes en España», sin embargo, es fundamental implementar estas iniciativas para prevenir que la crisis de la vivienda se convierta en una limitante para el crecimiento económico continuo. Estas declaraciones se producen después de que el Consejo Económico y Social (CES) haya emitido advertencias similares sobre el impacto del problema de la vivienda en la economía española.
A pesar de esto, el economista Santiago Niño Becerra ha comentado sobre este asunto. Becerra sostiene que la situación actual es una consecuencia de las políticas de vivienda erróneas que históricamente se han implementado en España, y sugiere que este tipo de medidas llegan tarde.
José Luís Arrese, quien fue ministro de vivienda en su momento, declaró, «No queremos una España de proletarios, sino de propietarios». Esa declaración, según el economista y catedrático de la Universidad Ramon Llull de Barcelona, Santiago Niño Becerra, ha sido la directriz en las políticas implementadas desde entonces que han desfavorecido el alquiler de viviendas. «La vivienda pública para alquiler ha sido y continúa siendo marginal», explica Becerra.
Además, anotó el efecto de la vivienda para turistas en el mercado inmobiliario. En sus inicios, este modelo fue incentivado ya que proporcionaba ingresos extra a las familias. Sin embargo, combinado con la creciente demanda de viviendas por parte de inmigrantes que llegaban a España, este fenómeno ha causado que la oferta de viviendas para uso residencial se reduzca proporcionalmente.
Becerra cree que la actual crisis en el acceso a la vivienda era el resultado inevitable del manejo inadecuado de estas condiciones desde hace mucho tiempo. Al reflexionar sobre la situación actual, Becerra proclama, «las cosas no se han hecho bien».
Santiago Niño Becerra comparte su preocupación sobre un «estancamiento en el crecimiento económico» mencionado previamente por Sánchez, afirmando que es un inconveniente surgido de manera lógica debido a numerosos años de malas prácticas. En adición a esto, cita un artículo reciente de Business Insider que ahonda en la problemática, alertando que «la situación de la vivienda podría estrangular la economía».
También revela cómo el panorama de la vivienda en España se ha vuelto más desafiante en los últimos años, en especial en las ciudades más grandes, donde los precios de propiedad y alquiler han aumentado signiticativamente. La alta demanda y el crecimiento del sector de alquileres turísticos se encuentran entre las causas de este panorama. Encarar estos desafíos es uno de los objetivos principales de la actual legislatura. Hace poco, en julio, el presidente Pedro Sánchez anunció un proyecto que contempla la construcción de 43.000 viviendas asequibles para alquilar, apoyado por 6.000 millones en préstamos y garantías.
Se mencionan también informaciones relevantes como el ingreso necesario para adquirir una vivienda en Madrid o la petición del alcalde de Málaga para que el Gobierno aplique un impuesto a las viviendas turísticas. Se destaca que es la primera vez que el Ayuntamiento de Madrid construye nuevos edificios para alquilar.