Isabel Perelló, una jueza progresista, ha sido nombrada como la nueva presidenta del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), contando con el respaldo de los conservadores. En este cargo, tendrá un papel crucial en los nombramientos futuros de la dirección judicial.
En una votación celebrada el martes, los miembros del CGPJ designaron a la jueza Perelló para presidir el Tribunal Supremo y el órgano de gobierno de los jueces. Aunque fue postulada por el bloque conservador, Perelló es considerada de corte progresista.
Su designación fue aprobada por 16 votos a favor y cuatro en contra, lo que la convierte en la primera mujer al mando del Poder Judicial.
El acuerdo para renovar el CGPJ se alcanzó el pasado 25 de junio entre el PSOE y el PP. Después de cinco años con el órgano interino, diez de los nuevos miembros fueron seleccionados por los socialistas y diez por los conservadores. Las discusiones sobre una candidata para la presidencia del CGPJ continuaron hasta que los conservadores aceptaron la candidatura de Perelló, considerando que ella estaba menos vinculada al actual gobierno que las otras propuestas.
El pacto fue alcanzado después de que se abrió la lista de candidatos el lunes con el objetivo de llegar a un acuerdo inmediato. Hasta la fecha, ninguna de las siete personas que se postularon en julio logró alcanzar el mínimo de 12 votos requerido, por lo que los conservadores propusieron a Perelló.
Desde 2009, Perelló es jueza del Tribunal Supremo y experta en asuntos contencioso-administrativos. Durante las negociaciones de 2022, ya fue propuesta por el sector progresista del CGPJ para ocupar uno de los puestos vacantes del Tribunal Constitucional. Ahora, tendrá un papel fundamental en los más de cien nombramientos pendientes en la judicatura de altos cargos.
El CGPJ tiene la responsabilidad de designar los cargos para la cúpula judicial. El papel decisivo del voto de Perelló como presidenta ha sido fragmentar el estancamiento entre conservadores y progresistas. Estas atribuciones de roles desencadenarán una transformación drástica en el Tribunal Supremo. El tribunal, contando con 79 jueces, puede ahora cubrir las 25 posiciones vacantes acumuladas.
Fuentes informan que Pilar Teso, magistrada venerada por los progresistas, retiró su candidatura recientemente. Su nombre fue notorio durante las negociaciones que no lograron renovar el CGPJ en 2020. En 2013, en la sesión inaugural del organismo, ella fue una de las candidatas, pero sólo consiguió cuatro votos, en contra de los dieciséis que obtuvo Carlos Lesmes.
El retiro de Teso abrió camino a la progresista Ana Ferrer, quien divergió de la opinión de sus colegas del tribunal del procés el pasado julio, al pensar que el delito de malversación debería haber sido incluido en la amnistía. Esto habría permitido a Carles Puigdemont también beneficiarse de la ley y Ferrer era vista como otra favorita del bloque progresista y del Gobierno, pero no reunió los votos necesarios.
El martes, los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) eligieron a la magistrada Isabel Perelló como nueva líder del Tribunal Supremo y del organismo encargado del gobierno de los jueces. Fue sugerida por los conservadores, pero de tendencia progresista, ganó la posición por 16 votos contra cuatro, lo que la convierte en la primera mujer en liderar el Poder Judicial.
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