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Las primeras piezas dentales, conocidas como dientes de leche, empiezan a brotar alrededor de los 6 meses de vida. Su relevancia es incuestionable en aspectos como masticación, habla y estética del rostro, al tiempo que los dientes definitivos se encuentran en fase de desarrollo.

La pérdida de estos dientes ocurre de manera gradual y natural, por lo general, entre los 6 y 12 años de edad, preparando el terreno para la emergencia de los dientes definitivos. Pese a su carácter efímero, se hace vital mantenerlos en buen estado.

Cuidados como limpieza minuciosa son cruciales para evitar la aparición de caries, enfermedades de las encías y otros inconvenientes que puedan impactar en la salud de los dientes definitivos.

En relación a la formación de los dientes de leche, la primera fase ocurre en la etapa gestacional, alrededor de las 6 a 8 semanas del embrión. En este periodo, se establecen las bases de estos dientes efímeros. Cerca de los 6 meses de embarazo, el tejido duro que envuelve los dientes comienza a formarse dentro de las encías del feto. En este punto, la madre tiene un papel trascendental, pues al proporcionar los nutrientes necesarios, influye de manera indirecta en el buen estado buco-dental del bebé en desarrollo.

Posterior al nacimiento, cerca del sexto mes de vida del bebé, se da la siguiente etapa donde los dientes empiezan a asomarse a través de las encías. Estos son lo que conocemos como dientes de leche, elementos vitales para asegurar que los bebés puedan nutrirse adecuadamente durante sus primeras fases de vida.

El nombre de “dientes de leche”, también conocidos como dientes temporales, proviene de varias razones que se relacionan tanto con aspectos biológicos como con algunas creencias populares firmemente arraigadas.

Un equívoco bastante común es que la leche materna forma los dientes de leche. Esto es totalmente incorrecto. Los dientes de leche, al igual que los definitivos, se constituyen de calcio y otros minerales. La peculiar pigmentación de los dientes de leche también contribuye a su denominación. Estos suelen ser más blancos, brillantes y opacos que los dientes permanentes, debido a una menor cantidad de esmalte. Este color ha llevado a la gente a asociarlos con la leche, lo que ha dado lugar al nombre ‘dientes de leche’.

También la naturaleza transitoria de los dientes de leche juega un papel importante. Estos dientes están destinados a perderse para permitir la aparición de los dientes permanentes, que son más resistentes y duraderos. La terminología ‘dientes de leche’ sirve para diferenciar claramente entre estos dientes transitorios y los permanentes, que acompañarán al individuo durante la mayor parte de su vida.

Y finalmente, aunque no menos relevante, es la estrecha conexión entre los dientes de leche y el período de lactancia materna. Durante los primeros años de vida, la leche materna es el alimento principal para los bebés, y los dientes de leche están especialmente diseñados para masticar alimentos suaves como la leche materna y las papillas.
Notas

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