Recibir una notificación de la Agencia Tributaria es uno de los eventos más alarmantes. Al observar el logotipo de Hacienda, es común cuestionarse sobre qué error posible en tu declaración fiscal o qué impuesto no has cubierto.
La trasgresión tributaria podría deberse a un mero olvido o a un intento de engañar a Hacienda ocultando información en una declaración.
La ley clasifica estas infracciones en tres categorías: leves, graves y extremadamente graves.
La seriedad de la infracción se basa en factores como el monto que Hacienda ha perdido, el intento intencional y, obviamente, los métodos empleados. Afortunadamente, la mayoría de las infracciones son percibidas como leves y graves por los ciudadanos.
Estas son las más comunes.
Infracciones fiscales más usuales
Las penalizaciones más comunes de Hacienda se relacionan con ciertos acontecimientos. Uno de ellos es no presentar el impuesto sobre la renta o el IVA, o hacerlo con retraso.
Este es el error más frecuente por diversas razones, siendo un olvido de las fechas y la presentación tardía de la declaración los más comunes.
Además, suele ser común no presentar la declaración de la renta por pensar que no era necesario. Esto suele suceder cuando se tienen dos pagadores a efectos fiscales, como en el caso del desempleo.
También es una infracción omitir el pago de una deuda fiscal. Es decir, no saldar alguna liquidación a Hacienda. En el caso del IRPF, es bastante común olvidar hacer el segundo pago de la renta si se decidió dividir el pago del IRPF en su momento.
El Hacienda puede penalizarte si solicitas o recibes reembolsos inapropiados que no te corresponden. Es común el hecho de obtener reembolsos, beneficios o incentivos fiscales de manera inadecuada. A veces, puede ser debido a errores en las deducciones del impuesto sobre la renta, como por ejemplo, recibir la deducción por maternidad mensualmente y luego cometer un error al declarar tus impuestos y marcar incorrectamente que no fue así.
Si intentas defraudar al gobierno, aun si sólo has intentado cobrar o ya lo has hecho, el Hacienda tiene el derecho de multarte. Un error común en la declaración del impuesto sobre la renta es incluir datos incorrectos, ya que muchas personas aprueban el borrador de la declaración sin revisarlo. Este tipo de errores están sancionados ya que la ley española no permite el derecho al error.
Cualquier error en la declaración es responsabilidad del contribuyente, incluso si no hubo intención de fraude, que es la situación más frecuente. Por otro lado, existe la obligación de notificar al Hacienda cualquier cambio de domicilio fiscal, y el incumplimiento de esta obligación puede resultar en una multa de 100 euros.
Este trámite puede completarse usando el modelo 030, en la Sede Electrónica de la Agencia Tributaria o, a menudo, a través de la declaración del impuesto sobre la renta. Otros ingresos indebidos pueden incluir el cobro en «b», donde no se emite una factura con IVA, lo que equivale a cobrar en negro, una infracción común.
Otras posibles multas pueden incluir no llevar un registro contable adecuado de los ingresos y gastos, obligación que tienen tanto las empresas como los autónomos, a pesar de que las exigencias son menores para estos últimos. No obstante, las infracciones por no mantener libros contables son habituales.
Es común que las empresas infrinjan las normas fiscales debido a que sus libros no están en el formato requerido por la Hacienda. Si tu empresa registra facturas de manera incorrecta, esta infracción se divide en dos: cargos no deducibles y facturas que no sirven como comprobante. El primero suele ser un error de interpretación y el segundo, generalmente, es debido a un desconocimiento de la normativa. Además, la agencia tributaria puede imponerte una multa si no respondes a las solicitudes de la Hacienda a tiempo, lo cual suele ser un error común más relacionado con la negligencia que con la intención de defraudar. La sanción por omitir información a la Hacienda puede llegar hasta los 600.000 euros.
¿Cuáles son las penalidades en caso de una infracción fiscal? Hay tres niveles de infracciones, y cada uno tiene una multa diferente en función de la gravedad y el tipo de violación. No es lo mismo no presentar la declaración de ingresos que incluir información incorrecta en una declaración. En general, una multa por una infracción menor puede alcanzar los 3.000 euros e incluir un recargo de hasta el 50% del monto que no se declaró. Así es, por ejemplo, la multa por no presentar la declaración del impuesto sobre la renta o del IVA.
Como puedes ver, también existen infracciones menores, como no notificar un cambio de domicilio, que conllevan una sanción fija, al igual que no atender las solicitudes de la Hacienda. En estos casos, la multa inicial es de 150 euros.
Finalmente, una infracción grave resultará en un recargo del 50% al 100% del monto no declarado. Se considera grave una infracción cuando la sanción base supera los 3.000 euros o cuando la infracción representa más del 50% de la sanción base.
Finalmente, las infracciones extremadamente serias generan penalidades que pueden ser del 150% de la suma que no se reportó. Estas pueden evolucionar en crímenes tributarios si la cifra estafada es superior a los 120.00 euros.