Residir en Barcelona se ha vuelto una tarea cada vez más difícil. Las opciones de bienes raíces son escasas, los costos de las propiedades están por las nubes y el costo de vida ha aumentado. La gran afluencia de turistas durante la mayor parte del año, junto con el ajetreo y la congestión del centro de la ciudad, solo empeoran la situación.
Por estos motivos, muchas personas optan por buscar alternativas más pacíficas, lejos del corazón de la capital catalana.
Una alternativa viable es trasladarse a un pueblo vecino, muchos de los cuales mantienen buenas conexiones con la ciudad. Algunos gozan de más popularidad, especialmente los que están cerca de la costa o dentro del área metropolitana de Barcelona.
L’Hospitalet de Llobregat y Badalona son dos de las ciudades más reconocidas. Sin embargo, también hay otras opciones disponibles, algunas más costosas y otras más accesibles.
Alella, un paraíso entre mar y montaña
Alella es un tranquilo pueblo costero ubicado en el Maresme, a unos 20 kilómetros de Barcelona. Proporciona un estilo de vida apacible en un escenario único: inmerso en viñedos, bosques y playas. Este es un lugar ideal tanto para los entusiastas del mar como para los amantes de las montañas. Además, muchas familias lo prefieren para criar a sus hijos, ya que el pueblo ofrece todos los servicios básicos como farmacias, escuelas, centros de salud y áreas verdes.
Aunque los precios de las viviendas son altos, no son tan exorbitantes como en otros sitios de Barcelona. El precio por metro cuadrado es de alrededor de 2.929 euros para compra. Esto significa que es aproximadamente 1.500 euros más económico que la capital, aunque son 200 euros más que el promedio de la provincia, de acuerdo a Idealista. Basándonos en este dato (aunque los precios pueden variar según otros factores), un piso de 80 metros cuadrados costaría alrededor de 235.000 euros.
Sitges, desde su famoso festival de cine hasta su ambiente bohemio.
Situada en la región de Garraf y aproximadamente a 40 km de Barcelona, se encuentra la localidad costera de Sitges, famosa por sus playas majestuosas y una vibra bohemia. Eventos y festivales, como el Festival de Cine en octubre, atraen gran atención, consagrándolo como uno de los más significativos de Europa. El carnaval y la gran Fiesta Mayor, con su música y despliegue de color también se destacan. Sin embargo, Sitges encabeza la lista como el segundo municipio más costoso en la provincia para adquisición de propiedad, un área de 80 metros cuadrados costaría alrededor de 365.000 euros con el precio del metro cuadrado rondando los 4.552 euros.
Otra alternativa más cercana es Castelldefels ubicado en la comarca de Baix Llobregat, a solo 20 km de Barcelona. Con excelentes conexiones de transporte a otras ciudades de Cataluña, ofrece opciones culturales, un ambiente agradable y una extensión de playas con arena dorada. No obstante, los precios de vivienda siguen siendo elevados, el coste por metro cuadrado de una vivienda en venta es de 3.798 euros y 18,6 euros en el caso de alquiler. Un piso similar al de referencia en Sitges costaría cerca de 300.000 euros o 1.500 euros mensuales en alquiler. Por otra parte, la localidad de Balsareny se presenta como una de las opciones más económicas para vivir.
Situado en la cuenca del río Llobregat, y a los pies de la sierra de Rasos de Peguera, encontramos Balsareny, un pequeño municipio perteneciente a la comarca del Moianès. Su centro histórico está compuesto por estrechas calles y casas construidas en piedra. Para quienes aprecian estar en contacto con la naturaleza, este lugar resulta ideal. Se encuentra rodeado por bosques y montañas, ofreciendo una variedad de rutas para realizar excursiones a pie o en bicicleta.
Según los datos proporcionados por Idealista, en junio, Balsareny resultó ser el lugar más económico para adquirir una vivienda. El precio por metro cuadrado está alrededor de los 859 euros, lo que indica que una casa de referencia podría costar menos de 70 mil euros.
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