A lo largo de los meses estivales, es habitual que los ciudadanos españoles se vean obligados a utilizar sistemas de climatización como el aire acondicionado o los ventiladores para tolerar las sucesivas olas de calor, lo que puede resultar en un notable incremento en el coste de la electricidad.
Con la elevación de los precios de los combustibles y alimentos, la gente está buscando formas de reducir su gasto personal, prestando especial atención a sus viviendas.
Desafortunadamente, la eficiencia energética en las residencias de España es deplorable. Un estudio de marzo de 2024 del Observatorio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) indicó que el 87% de las casas en el país poseen una clasificación energética de E, F o G, las más bajas.
Esta situación se debe en gran parte a la antigüedad de las propiedades, cuya edad promedio supera los 43 años.
Debido a esto, no es sorprendente que haya un creciente interés en este tema entre los ciudadanos. Según la red inmobiliaria nacional donpiso, ha habido un aumento del 30% en el interés por la adquisición de viviendas sostenibles en España durante el primer semestre de 2024. Según la empresa, el sesenta por ciento de los compradores consideran la eficiencia energética como un factor clave al adquirir una propiedad.
Viviendas prefabricadas, una tendencia emergente
Por su parte, donpiso resalta que la preocupación creciente por la sostenibilidad y los criterios ESG es una tendencia que ha venido para quedarse y que tendrá un impacto significativo en las inversiones, las técnicas de construcción y las especificaciones de las propiedades en los años venideros. Sin embargo, la empresa señala en particular la emergente tendencia de las viviendas prefabricadas.
Emiliano Bermúdez, vicepresidente adjunto de donpiso, sostiene que su relación con la sostenibilidad es manifiesta en la creciente demanda de viviendas prefabricadas en España. Este fenómeno ha tenido un auge particular desde el inicio de la pandemia y se pronostica que seguirá creciendo entre un 15% y un 20% este año. Bermúdez resalta el atractivo de este tipo de vivienda por su menor efecto en el medio ambiente, su coste asequible y su significativa disminución en el uso de energía.
Las casas prefabricadas son unidades habitacionales que se construyen en un entorno de fábrica de acuerdo con parámetros preestablecidos. Usualmente detectamos el uso de concreto, madera o acero en su fabricación. A pesar de que en el pasado estas viviendas se veían como menos confiables y con un periodo de vida más corto, esa percepción ha estado cambiando recientemente.
Una característica sobresaliente de este tipo de casas es su eficiencia energética. Durante su producción, se maximiza el uso de materiales, lo que ayuda a minimizar su impacto ambiental. Estas construcciones facilitan también la descarbonización de la industria de la construcción, convirtiéndolas en una opción más verde. Adicionalmente, los compradores tienen el control de personalizar sus viviendas prefabricadas para asegurar la máxima eficiencia energética, lo que reduce su consumo y, por lo tanto, su factura energética.
Otra ventaja destacable es su precio. El costo por metro cuadrado de una vivienda prefabricada es notablemente más bajo que el de una vivienda convencional. De hecho, se estima que estas viviendas pueden ser entre un 22% y un 34% más económicas que las viviendas tradicionales.
Las viviendas prefabricadas se caracterizan principalmente por su montaje e instalación veloces, brindando una opción de alojamiento instantáneo. Aunque no necesitan una base tradicional, deben adherirse a las mismas leyes que las casas estándar, lo que respalda su fiabilidad y protección. A pesar de que se pueden establecer en casi cualquier tipo de terreno, se aconseja evitar las áreas empinadas gracias a los costos extra de acondicionamiento.
