El concepto de nefritis deriva del idioma griego al unir «nephro», que significa riñón, y «-itis», que implica inflamación. Por lo tanto, está vinculado a la inflamación renal que aparece cuando el órgano no puede ejecutar debidamente su tarea de filtrado de desperdicios y excesos de fluidos en el torrente sanguíneo.
Existen diversas formas de nefritis, algunas pueden llegar a ser crónicas, una condición que ya afecta a una de cada siete personas en España.
Normalmente, la inflamación procede de una infección, la exposición a toxinas, o la presencia de una enfermedad autoinmune.
Los factores de riesgo identificables incluyen la diabetes, la presión arterial alta, el consumo de tabaco, la obesidad o la vejez.
La comunidad de profesionales de la salud ha manifestado preocupación en los últimos años sobre la enfermedad renal crónica (ERC), un significativo problema de salud pública en España. De acuerdo a los registros de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la prevalencia en la nación varía entre el 9% y el 15%, alertando de que el 40% de los afectados no está consciente de su situación, dado que se desarrolla de manera gradual y silenciosa.
Se proyecta que la ERC podría afectar al 10% de los adultos españoles mayores de 30 años, y a más del 20% de los mayores de 60 años. En esas circunstancias, se produce una pérdida gradual de la función renal, originando una acumulación de líquidos o desechos en el organismo, así como alteraciones de los electrolitos.
¿Cuáles son los síntomas de la nefritis?
Los principales indicios de nefritis incluyen una disminución gradual en la producción de orina y la evidencia de sangre en la misma. Otros signos pueden incluir hinchazón en los ojos o las piernas, un incremento en la presión sanguínea y excesiva sudoración en el rostro, manos y pies. En el caso de que la enfermedad se haya convertido en crónica, se pueden agregar síntomas adicionales, como falta de apetito, cansancio o calambres.
Clasificación de la nefritis
Dependiendo de su gravedad y duración, la nefritis se puede clasificar como aguda, sub-aguda, crónica, focal o difusa. En cuanto a las áreas del riñón, los tipos más frecuentes de nefritis son:
– Glomerulonefritis: principal inflamación en el Glomérulo, que es la primera sección del aparato de filtración. Puede ser aguda o crónica.
– Nefritis intersticial o tubulointersticial: afecta a los tubos del riñón y los espacios entre estos tubos y el Glomérulo.
– Nefritis lúpica: donde el Glomérulo está especialmente afectado por el Lupus Eritematoso Sistémico.
Tratamiento acorde al origen y la categoría
El régimen de tratamiento variará conforme el origen y la categoría de nefritis. El diagnóstico se confirmará con análisis de orina, ultrasonido o tomografía computarizada, y en ocasiones, se necesitará de una biopsia renal.
En los cuadros más leves, para la nefritis aguda, el tratamiento incluye descanso total, control de la presión sanguínea y seguimiento de la alimentación. Si la causa es una infección, también se administrará un antibiótico para combatirla.
En el caso de nefritis crónica, el tratamiento suele involucrar fármacos como cortisona, medicamentos inmunosupresores y diuréticos, complementados con una ingesta dietética baja en sodio. Si se experimentan varias instancias de nefritis aguda, el experto en salud procederá con medidas adecuadas para prevenir su evolución a una Enfermedad Renal Crónica (ERC).
Fuentes
Mayo Clínic (sin fecha). Patología Renal Crónica. https://www.mayoclinic.org/es/diseases-conditions/chronic-kidney-disease/symptoms-causes/syc-20354521
SEMG (2023, 30 de septiembre). Uno de cada siete españoles padece de enfermedad renal crónica, que podría ascender al quinto lugar de causas de fallecimiento para el año 2040. https://www.semg.es/index.php/noticias/item/1004-noticias-20230930
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