Siete años posteriores a Alien: Convenant, los asustadores xenomorfos resurgen en Alien: Romulus. Esta película se sitúa entre el clásico original de Ridley Scott y Aliens: El Regreso, una secuela de James Cameron. Fede Álvarez es el director de esta obra con la cual espera retornar a los elementos esenciales originales de la serie que parecía estar desviada de su curso original.
Cailee Spaeny, quien protagonizó Civil War, lidera el reparto donde también están presentes David Jonsson, Archie Renaux, Isabella Merced, Spike Fearn y Brianna Wu. Ridley Scott participa como productor de la película, mientras que Fede Álvarez y su colaborador frecuente, Rodo Sayagues, se responsabilizan del guion.
Reseña de ‘Alien: Romulus’
Por un lado, tenemos a un ejecutivo de Disney cronometrando los momentos de inclusión de elementos para deleitar a los fans veteranos y por otro, a Ridley Scott esforzándose en preservar la continuidad de su grandiosa obra. En el medio de ambos, encontramos a Fede Álvarez, intentando armonizar las magnitudes de la serie con sus propios logros como experto en el cine de horror.
Así se presenta la dinámica de Alien: Romulus, una película cuyos atributos son opacados por numerosos defectos. Entre esos inconvenientes están Prometheus y Alien: Covenant, las películas en las que Scott intentó retornar la serie al núcleo de la ciencia ficción ‘seria’ y solamente aportó proyectos indulgentes y desorganizados.
Lo que agudiza la decepción es que, durante la primera mayoría de la duración de Romulus, promete ser lo que hemos carecido durante mucho tiempo: una buena película de ‘Alien’. Es decir, un retorno a aquel sitio en el espacio donde los chillidos de angustia son inaudibles, constatando que la única alternativa futura es trabajar precariamente para la despiadada corporación Weyland-Yutani.
Fede Álvarez y Rodo Sayagues se lanzan a materializar su narrativa en un escenario de apariencia desagradable y sucia, inmejorablemente adaptado para reciclar la esencia de su obra anterior, «No Respires», en un entorno interplanetario. Esobrece que Alien haya elegido, con pocas excepciones, protagonistas de mediana edad, por lo que resulta agradable ahora seguir a un grupo de jóvenes sin rumbo dispuestos a escapar de sus vidas mundanas, ya sea de su pequeño pueblo o incluso de su planeta entero.
El grupo es liderado por una vigorosa Cailee Spaeny. El desarrollo del personaje sigue una tensión creciente (con un reconocimiento peculiar para Spike Fearn, probablemente el rostro más odiado desde Bill Paxton en Aliens) que se manifiesta de manera palpable cuando una serie de criaturas grotescas irrumpe en la escena. Desafortunadamente, es en este punto cuando todo empieza a desmoronarse.
Ya sea por la imposición del estudio, del productor, o cualquier otra circunstancia, «Romulus» busca inconexamente enlazar su trama con las precuelas de Ridley Scott. Esto sólo sirve para introducir un elemento de suspense superficial y en última instancia innecesario a la trama, y también para una resurrección digital que cae en mal gusto.
Por tanto, este film nos pone en una encrucijada: ¿prevalecen los momentos de terror intenso y creativo, o los juegos de palabras inútiles e irrelevantes que remiten a las entregas anteriores? ¿Valoramos las ideas brillantes de los creadores y su uso de referencias externas a la franquicia, o nos sometemos a momentos de vergüenza desmedida?
Finalmente, ambas alternativas resultarán idénticas, ya que la misión principal de Romulus es realzar una marca, algo que está plenamente relacionado con las recaudaciones de taquilla. Nos queda anhelar que el excéntrico Noah Hawley pueda dejar su huella única en la serie Alien: Earth… y recordar esa inolvidable lección que está presente en los mejores momentos de Alien (la saga): si optas por confiar en las grandes corporaciones, después no te sorprendas cuando un xenomorfo decida que eres su cena.
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Comentarios.
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