En julio, el costo del aceite de oliva, las patatas y las legumbres, esenciales en la alimentación diaria de los españoles, continuó elevándose por encima del índice de inflación. Aunque estos ítems recibieron una exención del IVA desde enero de 2023 —cuando se aplicó esta política a todos los alimentos con un impuesto subtotal del 4%— y el aceite de oliva recibió la misma exención el mes anterior —previamente estaba gravado con un 10%, que se redujo al 5%—.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) los precios en general bajaron un 0.6% en julio, un 2.8% anualmente, siendo este el nivel más bajo desde enero de 2022. Sin embargo, los precios de los alimentos en general aumentaron en promedio un 3.1%, siendo el incremento más lento en casi tres años.
Este comportamiento contrasta con el 38.3% que el aceite de oliva aumentó respecto al mismo mes del año anterior, el 7,9% que aumentaron las patatas y el 3,1% que aumentaron las legumbres y las hortalizas frescas.
La inflación de los productos de la cesta de la compra ha sido un problema importante para las familias desde su pico en febrero del año pasado, lo que hizo que la reducción del IVA fuera una de las iniciativas destacadas del denominado ‘escudo social’. Este conjunto de medidas anticrisis tiene un costo proyectado de hasta 57.100 millones de euros entre 2021 y 2025, según los cálculos más recientes del Banco de España.
Existen diversos factores que justifican el alza de los precios.
A pesar de la reducción de impuestos en alimentos y energía, los costos de producción agroalimentaria siguen subiendo debido a otros factores. Tanto las papas como el aceite de oliva, los cuales se vieron especialmente afectados el año pasado por altas temperaturas, sequía y aumento en el precio de los fertilizantes tras la invasión de Ucrania por Rusia, vieron un aumento en sus precios.
Hablando del aceite de oliva, un producto del cual España produce el 70% de la UE y el 45% a nivel mundial, sigue luchando por retornar a sus niveles de producción pre-pandemia, según informa el ‘Observatorio sobre el sector agroalimentario español en el contexto europeo’ publicado por Cajamar. De hecho, la producción de aceitunas para molino, destinadas a la fabricación de este producto, se desplomó más del 50% en la última campaña y ha experimentado varias caídas sucesivas.
En cuanto a las papas, España siendo el séptimo productor en Europa, su aumento en la producción es menor que el promedio de la Unión Europea, con 11,5% comparado con el 29,4% de sus socios europeos. Con el doble de importaciones que exportaciones en el último año, España sigue siendo una economía claramente importadora de papas (con Francia como su principal proveedor, seguido a gran distancia por los Países Bajos) y los problemas en la producción de este producto han sido generalizados en toda Europa.
Con respecto a las legumbres, su consumo varía ampliamente. Sin embargo, en casos como el garbanzo, el más consumido en España, los costos de producción se han elevado durante el último año, al igual que han aumentado los costos de las semillas.
2. Cambios en el consumo debido al aumento de los precios.
Con la subida de los precios en la canasta de compras, se ha notado el impacto en las familias y cómo ha alterado sus patrones de consumo. Entre octubre del año anterior y marzo del presente, el consumo de aceite de girasol ha superado al de aceite de oliva por primera vez, según los registros de Anierac, la asociación de embotelladores.
Organizaciones como la Unión Sindical Obrera (USO) subrayan que los recortes fiscales no están rectificando el problema de fondo. Joaquín Pérez, su secretario general, critica que la reducción del IVA no está abordando la raíz del problema, advirtiendo de que los precios básicos aumentarán de nuevo una vez que esta reducción se revierta. Los productores, por otra parte, ofrecen un punto de vista distinto.
Desde la Unión de Uniones indican que «Los agricultores siempre terminamos pagando las consecuencias. La medida de exonerar el IVA del aceite de oliva es beneficiosa para el consumidor, pero perjudica fiscalmente al productor», y argumentan que para que esta medida tenga un efecto positivo a lo largo de la cadena alimentaria, el Gobierno debería proveer también compensación tributaria al primer eslabón. Comentarios.
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