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María Nieves Guirado, quien padece de atrofia óptica bilateral, un mal no detectado hasta que sus padres notaron dificultades en la escuela, trabaja como vendedora de boletos de la ONCE en Almería. A pesar de enfrentar desafíos diarios, tanto sociales como arquitectónicos, se considera una «aventurera urbana».

Incluso con vehículos estacionados incorrectamente, obstáculos callejeros, una acústica deficiente en el transporte público y la falta de sensibilización hacia la discapacidad en la sociedad, María Nieves decidió que estos impedimentos no obstruirían su plena realización personal. A pesar de su visión reducida al 25%, ha optado por una vida donde se entrelazan la aventura cotidiana y el problema resuelto.

Admite que le duelen las barreras físicas, pero lo que le duele aún más es la incomprensión sobre la discapacidad y la actitud de lástima que muchos muestran hacia las personas con discapacidad. Argumenta que la sociedad no debería tener lástima de ellos y asegura que apreciará la ayuda recibida cuando sea posible y comprenderá cuando no.

Esta mujer joven de Almería critica que su padecimiento, una baja visión debida a la atrofia óptica bilateral, fue mal interpretado por su familia y maestros como torpeza. Después de muchas pruebas médicas, se descubrió que solo tenía un 25% de capacidad visual, lo que inició un periodo “complicado” de aceptación de su discapacidad debido a la falta de apoyo en la escuela.

Los niños solían mirarme de una manera extraña, desconcertados por el hecho de que tuviera un gran atril encima de mi escritorio y por mi ausencia frecuente y prolongada de las clases. Sin embargo, la escuela no toma la iniciativa de explicarlo ni de hacer conscientes a los demás estudiantes. Esto solo empeoró a medida que avanzaba a la escuela secundaria», reflexionó.

No fue hasta los diez años cuando su vida cambió considerablemente gracias a la ONCE, una organización bastante destacada, que le proporcionó apoyo emocional y la ayudó a aceptar su discapacidad. Hoy en día, trabaja en un quiosco cerca del Estadio Emilio Campra.

Maria Nieves Guirado, aunque agradece el trabajo de la ONCE, insiste en que aún «hay mucho por mejorar en la sociedad». Ella destaca la significancia que tiene la educación de las personas en las instituciones educativas para normalizar la discapacidad desde la infancia, especialmente en niños que aprenden y absorben todo a su alrededor.

Para mejoras futuras, María pide un papel más relevante para las personas con discapacidades ya que a menudo se sienten ignoradas. «Nosotros también formamos parte de ámbitos importantes de la sociedad como las redes sociales, el comercio, el marketing. A pesar de que las personas con discapacidad a veces somos vistas como marginadas de la sociedad. Tal afirmación es difícil de tragar, pero es la verdad. Aquellas empresas encargadas de ayudar a las personas con discapacidad a menudo se encuentran desprevenidas para dicha tarea.»

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