A medida que los rayos del sol se intensifican, muchos intercambian el clásico saludo de «¿Cómo estás?» por comentarios sobre la palidez de la piel. Esta es su particular forma de dar la bienvenida a las vacaciones veraniegas. Pareciera que broncearse es una norma social ineludible en esta estación.
Y si no cumples, te lo señalan, aunque quien lo menciona no puede darse cuenta que está haciendo una crítica. Esto se ha oído desde la infancia. No reconocen que tal exclamación puede generar inquietud en aquel con quien no existe suficiente confianza para juzgar el tono de su piel.
Este fenómeno se asemeja al que se da durante todo el año con otra frase frecuente y no solicita al reencontrarse con alguien tras un largo periodo: «¡Qué flaco que estás!» Muchos lo ven como un elogio, ya que la delgadez es ampliamente aceptada y festejada.
Existen expresiones que habitualmente usamos para iniciar la conversación, sin importar qué tan relevantes sean. Como máximo, estas palabras pueden dejar a nuestro interlocutor perplejo o incluso preocupado.
«¿Dormiste mal, te ves agotado?», «¿Y la novia para cuándo, que el tiempo no perdona…?», «¿Cuánto tiempo llevan juntos ya, no es hora de tener hijos?». La sociedad intenta constreñirnos a un único camino a través de estas expresiones de cortesía, que se repiten constantemente.
No son tan corteses si consideramos las circunstancias que, por ejemplo, podrían llevar a una pareja a decidir no tener hijos, o a una persona a adelgazar. Sin embargo, al reencontrarnos con un viejo amigo, lo primero en lo que nos fijamos es en su apariencia física. Resulta inevitable.
Nos inculcan a criticar desde pequeños. No obstante, es imperativo que comencemos a enfocarnos en los distintos grados de intimidad que permiten dar una opinión. De hecho, juzgar sin saber conduce a equívocos. En su lugar, es más útil guardar silencio y optar por una sonrisa amistosa. Al final, la norma es clara: no deberíamos hacerle un comentario a alguien acerca de su apariencia que no pueda ser rectificado en 40 segundos. Sin embargo, si nos encontramos con un conocido con mal aliento, nos abstenemos de mencionarlo. Es una vergüenza inversa. Más en nuestro podcast de videos con frases. Deja tus comentarios.