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¿Alguna vez te has encontrado en la situación del ‘stashing’? Una profesional nos asesora sobre cómo identificar y superar esta circunstancia

Existen diversas maneras de interactuar en el campo de la psicología, todas ellas son adecuadas, siempre y cuando no se perjudique de manera intencional la autovaloración de alguien más, ni se imponga una actitud de supremacía o control que pueda desestabilizar los fundamentos de un individuo.

Poder identificar los periodos de ‘toxicidad’ es crucial. Desde ese punto, hay incontables estrategias para manejar la situación de manera favorable, y siempre está disponible la asistencia de profesionales para brindarnos el impulso requerido.
En este particular, hemos charlado con Lara Ferreiro, psicóloga especializada en relaciones de pareja y creadora del libro ‘Adicta a un gilipollas’, quien nos explica el concepto de ‘stashing’, término inglés que viene a significar ocultar o guardar.

No hablamos de esconder emociones, sentimientos o posesiones, sino de algo más serio: guardar a tu compañero sentimental fuera de la vista de los demás.
¿Por qué hay parejas que no desean exponernos a su círculo social? ¿Por qué motivo nunca comparten una imagen nuestra en las redes? ¿Por qué no nos dedican palabras melosas? ¿Es lógico estar en una relación durante medio año y no haber conocido a ninguna amistad suya? ¿Por qué motivo siempre escoge para cenar sitios distantes de su área de residencia o fuera de los establecimientos populares? Si alguna vez te has planteado estas cuestiones, sigue con la lectura.
Para entender de qué trata el ‘stashing’ y las razones de su ocurrencia, debemos considerar lo expuesto por la psicóloga Lara Ferreiro. «El ‘stashing’, conocido también como ‘pocketing’, es una práctica que en la mayoría de situaciones es empleada por hombres, siendo las mujeres las ‘afectadas’ de este proceder humillante».

La práctica conocida como ‘stashing’ se refiere a cuando tu pareja decide no reconocerte frente a su círculo íntimo, esconde la existencia de la relación a su familia, amigos, colegas de trabajo y entorno social. Como Lara explica, «Existe una gran diferencia entre no querer desvelar detalles de tu vida privada y diseñar específicamente un plan para evitar que interactúes con sus seres queridos y conocidos».

Es posible que en las primeras semanas de relación, tu pareja decida ‘ocultarte’ por precaución. Sin embargo, si la relación progresa durante un periodo de tres a seis meses y persiste esta actitud, y te encuentras en una situación en la que no eres reconocido en su vida, te consideran un ser ajeno a su existencia, como una especie de novia fantasma, entonces es probable que algo esté sucediendo.

Lara Ferreiro, psicóloga, identifica esto como un signo de alarma evidente. Argumenta que si tu pareja no incluye en su vida cotidiana a ti, ya sea en sus hobbies, reuniones sociales, afterworks u otra actividad diaria, esto debe despertar preocupación.

«Para mí es una señal de alerta clara, además, me parece increíblemente cruel que tu novio te menosprecie; es una forma muy mala de humillación encubierta. La ‘víctima’ puede llegar a creer que no es suficientemente buena para él, que él no se siente orgulloso de sus logros, lo cual puede llevarla a una bajada de autoestima que dañe sus aspectos más fundamentales».

La ‘stashing’, aunque puede afectar a hombres también, suele hacer sentir a las mujeres como si fueran menos que suficientes en varios aspectos, casi siempre ocasiona sensaciones de inferioridad. El hombre que las esconde provoca que estas mujeres se pregunten qué les hace falta para merecer un lugar en su vida y porqué el hombre se avergüenza de ellas. Esta es considerada una de las peores fraudes emocionales, dado que lleva a cuestionarse a la persona afectada. Detectarlo temprano y abandonar esta situación es esencial.

Los casos pueden variar y, por eso, la psicóloga experta en relaciones de pareja aclara que puede ser que en realidad la relación sea un producto de la ilusión de una de las partes. Tal vez solamente exista un interés sexual en la relación y nada más, a pesar de que la parte afectada desee que se trate de algo más profundo. Por ello, es vital delinear claramente las expectativas de la relación desde el inicio para evitar crueldades e injusticias.

Para ilustrar lo mencionado, se relata el caso de una mujer quien durante cuatro años mantuvo una relación con un hombre. El hombre presentaba su ocupada vida estudiantil como excusa para ver a la mujer solamente los días miércoles y sábados por algunas horas. Sin embargo, la mujer se da cuenta por medio de un mensaje en Instagram de otra mujer, que su pareja tiene citas programadas semanalmente con otras tres mujeres. Se trata de un fraude emocional.

Por último, es importante que estemos conscientes de lo que NO se puede considerar ‘stashing’ antes de sospechar ser víctimas de esta situación. La psicóloga nos proporcionará consejos acerca de cómo actuar en caso de sospechar que estamos siendo víctimas de ‘stashing’.

Si llevamos un par de semanas conociéndonos con alguien y aún no hemos participado en su red social, esto no es necesariamente problemático. La integración en su entorno personal dependerá en gran medida de su individualidad y de la progresión de la relación. Es casi común que al principio no celebremos prematuramente.

En tal caso, la cautela es comprensible y hasta meritoria, ya que queremos observar cómo se despliegan los sucesos antes de exponer nuestra existencia total ante el mirar de esa nueva ilusión. Debemos ser pacientes con la relación y no podemos esperar que en los primeros días nos incluyan en su vida o compartan publicaciones de nosotros. La terapeuta avisa esto.

«Tengo lo que denomino las Normas del Amor, que indican que entre los primeros 3 y 6 meses deberíamos haber conocido al menos a uno de su círculo, ya sea un amigo o un compañero de trabajo. Alrededor del primer año o año y medio, se espera que nos presenten a sus padres o un familiar. Esta inclusión en su vida debería ser gradual, es lo más saludable».

El perfil de la persona que practica el ‘stashing’ y cómo remediarlo
Un motivo principal para los que hacen el ‘stashing’ de manera consciente podría ser «que solo desean tener relaciones sexuales con la otra persona, sin ningún compromiso adicional. También podría ser que la discrepancia social, financiera o cultural haga que una relación más sólida no sea factible para ellos».

No deberíamos tolerarlo. Si alguien no nos considera lo bastante relevante en su vida para incorporarnos a ella, eso ya es razón para alejarse. «No es válido que te mantengan en las sombras, mientras llevan otra vida social completamente distinta. Los que practican ‘stashing’ suelen ser manipuladores y narcisistas, temerosos al compromiso o padecen filofobia (miedo a enamorarse). En cualquier caso, esa relación no nos conviene».
Lara admite que en su consulta ha atendido hombres que reconocen disfrutar del sexo con una mujer, pero que luego les avergonzaba presentarla en público, porque no la consideraban apropiada para ellos por temor al juicio de los demás, o por un complejo de superioridad. «También existen personas que esconden a su pareja para mantener otras posibilidades románticas abiertas. O porque piensan que si no se entregan por completo, cuando ocurra la ruptura será menos dolorosa. Evidentemente, esas relaciones no nos convienen, son actos de cobardía».
Ya estoy al tanto que mi pareja me esconde. ¿Qué hago ahora?
Una vez que estamos al tanto del problema en nuestra relación, donde el otro nos oculta a su círculo de personas más cercanas, lo primero que debemos hacer es intervenir. «Es primordial hablar primero. Hacerle saber a esa persona que nos hemos percatado que no es normal que no nos haya introducido a nadie de su círculo de personas cercanas».
Si la otra persona «nos intenta hacer sentir locas y desacreditar nuestras sospechas… eso es una mala señal. Si han pasado tres meses y todavía no conoces a nadie de su entorno, ya te aseguro que algo está ocultando. En la conversación que tengamos con él (o ella, según se trate), es vital que expresemos que para nosotras es fundamental conocer a su entorno. Si no hay avances, lo mejor es ponerle fin. Cero contacto, cero interacción».

Muchas personas que son víctimas del ‘stashing’ terminan con un trauma emocional, atrapadas en un círculo vicioso que daña su amor propio y les deja con el sentimiento de insuficiencia, sintiéndose como si no merecieran que su pareja se sienta orgullosa de ellas. «Es fundamental prestar atención y buscar ayuda profesional antes de entrar en un ciclo de autodestrucción, algo demasiado común entre las víctimas de esta práctica denigrante», aconseja la psicóloga.
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