Categorías: Crónica
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12 agosto, 2024 10:22 am

La evaluación de España: una desilusión incontestable con un toque de infortunio

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Mónica Mir, madre de un niño de 8 años con discapacidad intelectual y actual directora de Best Buddies España, conoce de primera mano la experiencia de tener un hijo que no es invitado a casa de sus compañeros de colegio.

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Best Buddies, fundada en 1989 por Anthony Kennedy e inspirada en su tía Rosemary Kennedy -hermana de John F. Kennedy- y su discapacidad intelectual, es una organización internacional que se dedica a incluir a niños y adolescentes con discapacidades intelectuales o del desarrollo.

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La ONG se enfoca en proporcionar un espacio para la diversión, el juego y la interacción social no solo con otros niños con discapacidades similares, sino también con aquellos sin discapacidad. Lo primordial es la formación de lazos de amistad y la socialización, así como la promoción de la conciencia social, enfatiza Mónica.

Actualmente, Best Buddies opera en la región noroeste de la Comunidad de Madrid. Sin embargo, tienen la ambición de expandirse y llegar a más áreas. Mónica, antes de su llegada a la ONG, trabajaba en el ámbito de marketing e innovación en empresas multinacionales. Decidió, junto a su esposo, hace tres años dar un giro a su vida y dedicar su tiempo y habilidades a esta noble causa. También ofrece formación en marketing inclusivo e innovación en empresas, desde una perspectiva inclusiva. Su objetivo es asesorar a las empresas sobre la importancia de considerar al colectivo de personas con discapacidad como un mercado objetivo relevante y a menudo desatendido.

Mónica y su esposo se cuestionaban frecuentemente acerca de la dinámica social de su hijo en el colegio, temiendo tanto la posibilidad de discriminación como de acoso escolar. En su opinión, la sociabilización es un aspecto que necesita más desarrollo, aunque podría considerarse menos importante que la terapia, la investigación médica o la empleabilidad. «La amistad tiene un impacto positivo en la salud física y mental, así como en la calidad de vida. No es un aspecto trivial», argumenta Mónica.

Luna Benitez, terapeuta ocupacional y encargada de ocio y familia en Best Buddies España, está de acuerdo con Mónica y sostiene que la formación de amistades y lazos sociales son factores fundamentales para el desarrollo. Aunque, confiesa que antes de trabajar en esta ONG, la socialización no ocupaba un lugar destacado en su campo de trabajo, un patrón común en su profesión. «Los niños tienen terapia durante toda la semana, se convierten en adolescentes y aún no han experimentado ocio ni seguro. Muchas veces, los profesionales descuidamos este aspecto,» explica Luna.

En la organización Best Buddies, ven la inclusión en el ocio como un espacio diseñado tanto para personas con discapacidad como para aquellas quienes no la tienen. Si bien es posible que la clave resida en el hecho de que están centrados en actividades recreativas muy divertidas. «Las personas con discapacidades sienten que se les entiende y no se les juzga. Consideramos lo que necesitan para participar igual que los demás. Por otro lado, las personas que no tienen discapacidades obtienen una invaluable experiencia de la diversidad», expresa Mónica.

Desean que todos los niños jueguen y se diviertan. Tan simple y complicado como eso. «No estamos organizando actividades terapéuticas, queremos que se lo pasen bien y formen lazos», revela Luna. «Acerca de venir y divertirse con tus amigos, amigos que tienen formas distintas de hacer cosas a las tuyas», agrega Mónica.

Las actividades se centran en distintos temas: cosmos, vida salvaje, Halloween, carnaval, arte, dinosaurios, entre otros. Tanto Mónica como Luna destacan la alegría que perciben en los niños que participan en cada actividad y la reacción positiva de las madres. “Nos comentan desde cómo les energiza hasta cómo contribuye a su autoestima. Algunas están sorprendidas de ver a su hija haciendo algo que nunca pensaron que podría -como trepar en un parque vertical con una amiga-”, expresa Luna. “Recientemente, una madre me contó que su hija había relatado durante la cena a sus hermanos cómo había ganado un trofeo, que luego llevó por toda la casa con gran orgullo”, agrega Mónica.
Las actividades se planean para niños y niñas de 3 a 9 años aproximadamente, tomando en cuenta sus características individuales. También hay actividades para adolescentes de entre 9 y 13 años.
Todas las actividades para los más pequeños se realizan en un solo lugar: el gimnasio de una escuela en Pozuelo. “Es un espacio familiar para los niños y completamente accesible”, asegura Mónica. Para los más mayores, las actividades varían desde juegos de bolos, escalada, hasta un taller de tortitas en Vips. Sin embargo, estas actividades se llevan a cabo sin la presencia de los padres para fomentar su independencia, según Mónica. La ONG también tiene presencia en dos colegios de Madrid, donde además de ofrecer actividades de ocio, proporcionan capacitación a profesores, padres y estudiantes sobre diversidad e inclusión.

«Siempre promovemos la diversidad humana y consideramos la discapacidad como una parte de esa mezcla. Nos enfocamos en destacar el lado positivo de la discapacidad, no en despertar lástima, conmiseración o una necesidad de ayudar», expresa Mónica. Como madre, comprende que al indagar acerca de la condición de tu hijo, a menudo te encuentras con un panorama bastante desalentador. «Siempre te enfrentas a una lista de limitaciones que tu hijo tiene, lo cual es una perspectiva extremadamente restringida», denuncia Mónica. «Es imprescindible replantear nuestra mentalidad, de ahí que también hagamos labor de sensibilización social. Te unes a nuestras actividades y dejas de ver la discapacidad como un infortunio, una pena, algo de lo que escapar. Quizás no lo expresamos de esa forma, pero es así como lo vivenciaremos».

Las actividades se desarrollan con la ayuda de profesionales como Luna y voluntarios que brindan su apoyo a los niños que lo requieran. «¡Estamos en búsqueda de voluntarios!», exclaman ambas al mismo tiempo. «La Fundación Once es una gran fuente de apoyo para nosotras en la búsqueda de voluntarios, los cuales son un recurso invaluable para nosotras», declara Mónica. Sin embargo, hay que aclarar que los menores sin discapacidad que participan en las actividades no están allí en calidad de voluntarios, sino como iguales que buscan pasar un buen rato.

Luna tiene dos hijas con discapacidad que siempre asisten a las actividades de Best Buddies, al igual que la hija sin discapacidad de Mónica. Las tres disfrutan mucho de las actividades y están ansiosas por regresar, pero la realidad es que a Best Buddies principalmente se le acercan padres de niños con discapacidad. «Hacemos un llamado a padres de niños y niñas sin discapacidad. Nuestras actividades son entretenidas y positivas para todos», concluye Mónica.

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