Categorías: Crónica
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10 agosto, 2024 10:51 am

Uno de los sitios más encantadores de España es el pueblo de La Mancha, reconocido por sus impresionantes pinturas rupestres

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Para aquellos buscando experiencias rurales y una escapada de la vorágine de la ciudad, como lo puede ser Madrid, Castilla-La Mancha es el destino perfecto en España. Un lugar notable es la Sierra del Segura, hogar de muchos pueblos cautivadores.

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Aquí, junto con los valles del río Mundo, se conjura un paisaje inigualable, acentuado por la belleza de estas comunidades de estética medieval. Uno de estos rincones es el pequeño municipio de Ayna en Albacete, con un poco más de 600 residentes, que realmente merece ser explorado.

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Rodeada por las corrientes del río Mundo, Ayna ha sido el plató de películas como ‘Amanece, que no es poco’, dirigida por José Luis Cuerda. Una peculiaridad de este encantador pueblo es su ubicación entre las montañas de Sierra del Segura. Durante años, sus residentes han cultivado en terrazas debido a su confinamiento entre murallas de piedra, dando forma a la ladera de la montaña, pero sin perturbar nunca el precioso entorno natural.

Desde el popular mirador del Diablo, los visitantes pueden disfrutar de una vista panorámica del pueblo situado en las laderas del monte San Urbán. En una visita a Ayna, uno no puede dejar de ver la Ermita de los Remedios, famosa por su decoración mudéjar. También es imprescindible visitar las ruinas del castillo de Yedra y, por supuesto, la cueva del Niño, que es uno de los atractivos turísticos más destacados de la zona. Las pinturas rupestres de Ayna son otro importante punto de interés.

La «Cueva del Niño» en la provincia de Albacete se conoce como el epicentro del arte rupestre. Está ubicada en la ribera del río Mundo, flanqueada por los montes Halcón y Albarda, en las proximidades de Bogarra. Se dice que el nombre de la cueva se deriva de cómo la llamaban los lugareños: ‘cueva de los Niñotes’, en alusión a las pinturas que se encuentran en su interior. Fue en 1970 que turistas visitaron la cueva atraídos por estas pinturas, descubriendo que eran ejemplos de arte rupestre.
La cueva tiene una longitud de 60 metros y se compone de dos habitaciones intercaladas con diversas columnas. Las pinturas en las paredes, que datan del período Paleolítico, son su principal atractivo y una visita recomendada para los turistas que visiten la región.
Según el portal de Turismo de Ayna, la cueva no es apta para niños menores de ocho años. Se recomienda llevar botas resistentes para caminatas, agua y una linterna para una visita segura.
Para viajar a Ayna desde Albacete, se toma la ruta CM-3203, un trayecto de 55 minutos. Si el viaje se origina en Madrid, se toma la A-3 y el tiempo de viaje es de poco más de tres horas.
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