Al acercarse a Cap Rocat, uno tiene la sensación de adentrarse en un escenario de ópera. Un lugar que evoca reminiscencias de Tosca de Puccini u Otello de Verdi gracias a las antorchas dispuestas en la fortaleza. Así lo describe Pablo Mielgo, director de la Orquesta Sinfónica Islas Baleares.
Este sitio, de magnífica y antediluviana belleza, esculpido en marés, una roca característica de la zona de Mallorca, alguna vez fue una fortaleza militar. Ahora, gracias a Antonio Obrador, se ha transformado en un hotel con vista panorámica de la Bahía de Palma y es el anfitrión del Festival Cap Rocat, donde acoge una selección excepcional de talento musical.
Cálida, pero con un toque de brisa, así fue la noche del viernes en que se dio inicio a la cuarta edición de este festival con un programa llamado Amor y Odio, en conmemoración a los cien años del fallecimiento de Giacomo Puccini. Tuvimos la oportunidad de disfrutar de la música del compositor originario de Lucca, Italia, mediante interpretaciones como el dueto del primer acto de Tosca con el que inició el concierto. Esta opera tiene su último acto teniendo lugar en lo que fue una fortaleza militar, el Castel Sant’Angelo en Roma, lo cual resulta en una conexión apropiada con la locación en Mallorca.
Fue una noche para lucirse para Jonas Kaufmann con su voz penetrante y Sondra Radvanonsky con sus ya reconocidas habilidades. Ambos fueron una dupla excepcional para esta y las siguientes presentaciones, todas dirigidas por la experta dirección de Marco Armiliato. Este maestro italiano infundió la paciencia necesaria para destacar las habilidades de estos dos cantantes, sin olvidar el drama intenso que siempre permea este repertorio, algo que ha logrado a través de su experiencia en los más prestigiosos teatros de ópera en el mundo.
Los recitales al aire libre a veces cuentan con visitantes imprevistos, como la cigarra que decidió unirse al hermoso intermezzo de Cavalleria Rusticana desde algún matorral cercano. Por fortuna, esta silenció durante la interpretación que le siguió, seguramente sosegada por el Coro a bocca chiusa de Madama Butterfly presentado por el Coro Cap Rocat. Este coro es específicamente formado para este festival bajo la tutela del maestro Joan Company. Es importante resaltar la maravillosa calidad del sonido amplificado teniendo en cuenta los desafíos de las actuaciones al aire libre, manteniendo un equilibrio perfecto entre la orquesta y las voces.
Kaufmann y Radvanovsky demostraron una sincronización y comprensión increíbles, tanto en sus presentaciones como en el ámbito musical. Esto no es sorprendente, dado que han trabajando juntos en la grabación de piezas célebres, como la de Turandot de Puccini, cuya música fue un punto destacado de la noche. El acto final de esta ópera, que resalta las habilidades del famoso compositor italiano, puso un cierre magnífico al programa de ese concierto. Para terminar la noche, se sucedieron los bises, como el inmortal Nessun Dorma, brillantemente interpretado por un superlativo Kaufmann; e In questa Reggia, también de Turandot, a cargo de una majestuosa Radvanovsky, logrando poner de pie a los espectadores en una ovación final.
Después del concierto, María Obrador demostró sonrisa, pero eso no es sorprendente dado su carácter siempre amigable y enérgico. Ella y su padre, Antonio, el hombre detrás de la transformación arquitectónica del Hotel Cap Rocat, son los rostros y los motores de este precioso núcleo de perfección musical. «El festival combina la música con una arquitectura extraordinaria, que es Patrimonio de Interés Cultural, situada en una Zona Natural Protegida. Todo esto tiene un gran valor turístico que se incrementa con la gastronomía –los platos que el chef Victor García prepara son de cocina gourmet–, creando una experiencia global, sostenible y sensata, destinada a clientes que buscan esta calidad», declara María.
Como Directora de la Fundación Madina Mayurqa, donde se organizan eventos culturales como este festival, María aclara sus metas: «Deseamos posicionar a Mallorca más allá del sol y la playa, redirigiendo la imagen turística de las islas hacia una perspectiva distinta para seguir siendo competitivos. Además, quisiéramos que los artistas internacionales que asisten al festival se conviertan en nuestros embajadores; que descubran una Mallorca distinta y luego puedan propagar esa experiencia», detalla.
El piano de la cafetería de Cap Rocat estuvo animado con varias escalas tras el concierto inaugural. Eran las doce de la noche cuando una mujer ingresó desde la terraza, molesta porque pensaba que nadie debería seguir tocando piano a esas horas. «Señora, es Mikhail Pletnev y mañaña dará un recital aquí», intenté calmarla con esa información. Sin embargo, no pareció completamente satisfecha y volvió a su asiento. Intentó algunas veces disuadir al pianista ruso llamando su atención tocando el vidrio, pero Pletnev siguió practicando un pasaje de Chopin, a pesar de las interrupciones. Esta situación extraña demostró el nivel de concentración de Pletnev. Los que estuvimos allí, tomado vino a pocos metros del pianista, tuvimos el privilegio de disfrutar de la práctica de un virtuoso.
Pletnev otorgó un espectáculo inolvidable al siguiente día en un antiguo almacén de esta fortaleza, que fue transformado en sala de conciertos gracias a los esfuerzos de Antonio Obrador, que conservó el techo de bóveda y agregó una iluminación tenue para crear una atmósfera mágica. Ofreció una interpretación apasionada de los Nocturnos de Chopin, con una naturalidad que refleja un conocimiento profundo de las obras. Después del intermedio, Pletnev entregó una interpretación magistral de los Preludios, creando un ambiente de intimidad que mantuvo a los trescientos asistentes en un respetable silencio, acentuando así la sensación de presenciar algo verdaderamente único.
En la sala donde tenía lugar, una ‘masterclass’ conducida por Sondra Radvanovsky fue a la que asistimos en la jornada mañanera. Esta actividad extra se lleva a cabo por el festival con el propósito de respaldar a los cantantes emergentes. Laura Orueta, una mezzosoprano, y Carmen Larios, una soprano de 23 años, ambas formando parte del selecto programa de formación Crescendo del Teatro Real, agradecían por la oportunidad de unirse a esta sesión accesible al público. María Obrador nos recordó que el festival tiene por objeto desarrollar no solo este aspecto educativo, sino también ganar una mayor visibilidad social. «Nos gustaría organizar un concierto en una plaza pública, de entrada libre, para que el festival se integre en la sociedad y los habitantes de Mallorca lo adopten como suyo», declara Obrador, expresando buenos deseos para futuras ediciones.
Charlamos con Pablo Mielgo, encargado de la Orquesta Sinfónica Islas Baleares, acerca del significado de este festival y los clichés del turismo a los que se enfrenta: «Debemos combatir la percepción de que las islas son únicamente para el disfrute del sol y la playa, o para la vida nocturna y fiestas de Ibiza. Lo que se ve en la Playa del Arenal es solo una pequeña parte, restringida a unas escasas cuatro calles. Son un par de megaraves que se anuncian a gran escala mundialmente, pero en realidad ocupan una zona diminuta. En contraposición, las islas ofrecen una multitud de opciones culturales, que esta semana contó con la presencia de Yuja Wang y Gustavo Gimeno, por ejemplo. Lo ocurre en Cap Rocat representa mejor que Magaluf o el Arenal la verdadera identidad de la isla, pero la figura del turista fiestero suele llamar demasiado la atención», concluye.
En torno a la posible transformación artística del festival dirigido por Ilias Tzempetonidis y la fuerte influencia operística en Cap Rocat, que alentaría a superar las presentaciones líricas convencionales para asumir una actuación dramatizada, el director de Madrid, Pablo Mielgo, se expresa de manera cautelosa: «Estamos considerando la posibilidad de preparar una ópera ya que, desde una perspectiva simbólica o ideológica, sería grandioso. Sin embargo, debemos tener en cuenta que el lugar no es el más apropiado para tal producción. No queremos equivocarnos y proporcionar una mala experiencia», admite sensiblemente.
Lisette Oropesa fue seleccionada para finalizar estos tres días en Cap Rocat, presentando un concierto que contó con arias de Rossini, Donizetti, Meyerbeer, Massenet, Verdi y Bellini. Inició con una aria de Tancredi del primer compositor, el cual visita con frecuencia. De hecho, la temporada pasada la presenciamos en el Teatro Real con otra obra de Rossini, Il turco in Italia. Habrá que recordar del concierto del domingo, por mencionar algo, el recitativo y aria de Giulietta, de Capuletos y Montescos, donde Oropesa mostró su habilidad dramática, en las hermosas piezas de Vincenzo Bellini en las que el solista de trompa y el arpista tienen un papel relevante. Es triste que dicho compositor falleciera tan joven.
El exigente y generoso programa concluyó con la interpretación de arias festivas de Les vêpres siciliennes, la primera ópera de Verdi en francés. Lisette, además de dominar el francés y el inglés, habla español con fluidez. De hecho, antes de un encore de zarzuela en honor a la tierra cubana de sus antepasados, reveló que había descubierto recientemente que su tatarabuela había nacido en Mallorca. ¡Todo tiene sentido!
Nos despedimos de un evento tan fascinante como el que tuvo lugar en esta edición, subrayando las palabras de María Obrador que se refieren a la consolidación del festival: «Con las ventas de boletos solo cubrimos el 30 o 40% del costo total. Así que necesitamos una mayor participación del Gobierno Balear, el Consell de Mallorca o el Ayuntamiento. Cualquier tipo de respaldo es crucial. Afortunadamente, contamos con patrocinadores, y también algunos donantes de «fila cero», que por desgracia, no son de nuestro país -admite con cierto desencanto-. Son seguidores globales que apoyan este proyecto».
Esperamos que Cap Rocat continúe fortaleciéndose y emergiendo como un referente entre los festivales internacionales que se llevan a cabo en nuestra nación. Un pequeño pero preciado ejemplo de la excelencia en todos los aspectos, presentada casi en su esencia, en una ubicación cautivante.
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