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La estrategia japonesa para refrescar tu vehículo sin necesidad de emplear el climatizador

El verano ya está aquí, y con su llegada vienen miles de viajes por todo el territorio español en búsqueda de los perfectos lugares para vacacionar. Para muchos, el coche es el vehículo preferido para estas travesías y durante los meses de julio y agosto, conducir puede convertirse en un auténtico desafío debido a las elevadas temperaturas.

El calor en el interior del coche no solo es un problema para aquellos en camino a unas vacaciones. Muchas personas no poseen una plaza de garaje donde guardar su vehículo, y se ven obligadas a estacionarlo en la calle bajo el sol abrasador.

Además, si el vehículo tiene bastante antigüedad, es probable que no cuente con el elemento más valorado por los conductores durante el verano: el aire acondicionado.

La respuesta a la falta de aire acondicionado en el coche.

Para todos los que no cuentan con aire acondicionado en su coche, un académico japonés ha diseñado una táctica muy eficaz para reducir la temperatura del vehículo sin necesidad de usarlo. Este método consta de los siguientes pasos:

– Abrir la ventanilla del lado del pasajero.
– Abrir y cerrar la puerta del conductor cinco veces consecutivas, lo más rápidamente posible.
– Cerrar la puerta del conductor
– Bajar la ventanilla del conductor
– Subir la ventanilla del pasajero
– Abrir y cerrar la puerta del pasajero cinco veces seguidas, de forma veloz

Este procedimiento puede decrementar la temperatura del coche hasta en 10 grados, puesto que genera una corriente de aire que expulsa el calor atrapado en el interior hacia el exterior. Este método es aún más efectivo en días con mucho viento, ya que se potencia la ventilación.

El excesivo calor dentro del coche puede ser peligroso.

La Dirección General de Tráfico (DGT) sugiere que la temperatura óptima dentro de un automóvil para la conducción debe mantenerse entre 20 y 23 grados Celsius, mientras asegura que el vehículo esté en un estado operativo adecuado. De acuerdo a la DGT, la posibilidad de accidentes de tráfico se incrementa en un 20% al conducir en condiciones de calor excesivo, ya que los reflejos del conductor disminuyen y se siente más fatiga.

Además, cuando se conduce a temperaturas de 35 grados Celsius, la capacidad del conductor para percibir entre el 10% y el 20% de las señales de tráfico puede disminuir debido a la disminución de la visibilidad. Como resultado, el riesgo de accidentes aumenta en un 30%, ya que se incrementa el estrés, la ansiedad y la agresividad en la conducción, que son factores dominantes en un tercio de los accidentes reportados.

Estas altas temperaturas de verano no sólo afectan al conductor, sino también a los propios vehículos. La DGT afirma que el rendimiento del automóvil puede disminuir hasta un 15%, junto con un incremento en el consumo de combustible. Además, la batería, el sistema de frenos y los neumáticos también pueden verse afectados por el calor extremo, pudiendo provocar pinchazos en situaciones críticas.

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