En diversas localidades de España, las altas temperaturas no presentan signos de aplacarse. Sin embargo, esto no ha impedido que continúen los viajes y desplazamientos durante estas asfixiantes semanas del año. La inmovilidad prolongada, las largas horas sentados en un avión sin poder ejercitarnos y una negligencia en la alimentación, pueden resultar en el llamado síndrome de la clase turista.
El Dr. Ignacio Fernández Lozano, secretario general de la FEC y vicesecretario de la SEC, declara que «la temporada de verano trae consigo un cambio drástico en nuestros hábitos de vida, lo que conlleva ciertos riesgos para la salud, tales como la posibilidad de contraer el síndrome de la clase turista, la deshidratación, o alteraciones en nuestra dieta».
Las causas de este síndrome son muy específicas y las mujeres podrían ser más susceptibles a él.
La Fundación Española del Corazón define el síndrome de la clase turista como una condición que surge al utilizar vehículos de transporte para largos desplazamientos, tal como un avión. La reducción del espacio y la falta de movimiento pueden interrumpir la correcta circulación de la sangre hacia el corazón, aumentando la probabilidad de formación de un coágulo y como consecuencia, una trombosis venosa profunda.
Además, las sofocantes temperaturas veraniegas y el agotamiento asociado a ellas pueden propiciar la inmovilidad cotidiana. Para prevenir el síndrome de la clase turista, el Dr. Fernández Lozano aconseja: «Adaptar nuestros horarios y protegernos del sol nos permitirá mantenernos en movimiento durante el verano. No debemos permitir que el calor nos confine en nuestros hogares».
Es fundamental mantener un estilo de vida activo y una alimentación correcta para prevenir este síndrome. Aunque afecta tanto a hombres como a mujeres, las mujeres son más propensas a padecerlo. Según el doctor Fernández Lozano, su aparición no es común, sin embargo, existen ciertos factores de riesgo que pueden hacer a las mujeres más susceptibles.
¿Por qué las mujeres tienden a ser más afectadas?
Existen momentos específicos en la vida de una mujer que incrementan la posibilidad de desarrollar coágulos. Los anticonceptivos hormonales combinados, que son utilizados por muchas mujeres, incrementan la posibilidad de desarrollar coágulos, lo que puede llevar a una trombosis, según explica la doctora Llamas, vicepresidenta de la SETH. Otros momentos de alto riesgo son el embarazo y la menopausia. Según la doctora Llama, una embarazada «tiene un riesgo 5-6 veces mayor de desarrollar una trombosis venosa profunda (TPV) o un tromboembolismo pulmonar (TEP) en comparación con una mujer no embarazada de la misma edad».
Poseer ciertos factores de riesgo que favorezcan un regreso inadecuado del flujo sanguíneo puede incrementar las probabilidades de experimentar el síndrome de la clase turista durante el verano. Es crucial por tanto ser cuidadoso, en particular si se es del género femenino, se utilizan anticonceptivos orales mixtos o se esta pasando por la etapa de la menopausia. Mantener un estilo de vida activo, una nutrición adecuada y en esencia, fomentar la salud, en particular durante ciertas fases de la vida, serán de vital importancia para evitar el síndrome de la clase turista en el verano.
Referencias
– Arrieta, N. R. G., & Fernández, C. S. (2007). Prevención de tromboembolismo venoso y síndrome de la clase turista. Inf Ter Sist Nac Salud, 31, 118-126.
– Lozano Sánchez, F. S. (2016). Síndrome de la clase turista: El origen según John Homans. Angiología, 255-256.
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