El organismo europeo dedicado a la prevención y control de enfermedades, conocido como ECDC por sus siglas en inglés, recientemente identificó nuevos casos humanos del virus del Nilo Occidental (VNO) originarios de Austria, Hungría y Rumanía. Estos se unen a otros previamente registrados en España, Francia, Italia y Grecia.
En cuanto a España, el pasado lunes se confirmaron nueve nuevos casos de VNO, según lo informó la Consejería de Salud y Consumo de la Junta de Andalucía a través de la Dirección General de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica.
Los afectados son residentes de Los Palacios y Villafranca, Dos Hermanas, Coria del Río y La Puebla del Río, aunque ya seis de estos casos han recibido el alta médica.
El primer reporte del VNO en países de la Unión Europea se tuvo en abril en Sevilla, España, cuando un paciente empezó a presentar síntomas en marzo de 2024. Además, se registraron más casos con inicio de síntomas en junio y julio de ese mismo año. El primer caso en Italia se detectó en junio en la ciudad de Módena, mientras que Grecia informó sobre su primer caso el 5 de julio.
El número total de infectados por esta enfermedad está creciendo. No obstante, el recuento real probablemente es más elevado, pues la mayoría de veces esta enfermedad no presenta síntomas ( en el 80 por ciento de los casos) o se manifiesta como una gripe y los pacientes no buscan atención médica.
De manera ilustrativa, en 2023 se detectaron 20 casos, de los cuales cinco fueron detectados debido a que eran donantes de sangre y desconocían que estaban infectados. Esta información fue proporcionada por el Ministerio de Sanidad en junio, durante la presentación de la tercera fase de su plan de monitoreo, prevención y control de enfermedades transmitidas por vectores.
Entre los humanos, el periodo en el que el virus puede incubar varía desde un mínimo de 2 días a un máximo de 14 días. Sin embargo, este periodo puede extenderse hasta 21 días en individuos con sistemas inmunológicos debilitados. Al surgir los síntomas clínicos, estos pueden variar considerablemente. Los síntomas pueden ir desde fiebre y mialgias hasta graves signos neurológicos. Estos últimos solo se presentan en menos del 1% de los infectados e incluyen meningitis, encefalitis y/o parálisis flácida aguda.
La encefalitis se da con más regularidad que la meningitis, mientras que la parálisis flácida aguda puede ser bastante común en jóvenes sanos. Otras afectaciones como las digestivas, miocarditis, pancreatitis y hepatitis fulminante pueden ocurrir, aunque son poco frecuentes.
Alrededor del 10% de las infecciones con componentes neurológicos pueden ser letales, sobre todo en personas de edad avanzada, hombres, receptores de trasplantes de órganos, consumidores de alcohol, y aquellos con enfermedades crónicas como diabetes, hipertensión, cáncer o inmunosupresión. Entre el 30 y el 60% de estos casos pueden tener secuelas.
A pesar de esto, la meningoencefalitis causada por este virus puede ocurrir en una fracción muy pequeña de los casos. Se estima que por cada caso del virus del Nilo Occidental que se detecta, hay otros 100 que pasan desapercibidos.
El virus del Nilo Occidental es endémico en España debido a varias condiciones favorables para la circulación y mantenimiento del virus en el país. Estas incluyen un vasto rango de posibles reservorios, cercanía a regiones endémicas como África, características ecológicas y climáticas favorables, rutas migratorias de aves provenientes de zonas afectadas, y la presencia de los vectores necesarios distribuidos por toda la geografía española.
Durante la temporada de amenaza, cuando el vector está activo, pueden surgir brotes en humanos y animales en diferentes partes de la península que poseen las condiciones perfectas, como poblaciones numerosas de mosquitos, pequeñas zonas urbanas en áreas agrícolas o naturales y donde se crían équidos, entre otros. La probabilidad de riesgo es mayor en las regiones geográficas donde la presencia del virus ha sido identificada, ya sea a través de investigaciones independientes o mediante sistemas de monitoreo animal, humano o entomológico.
Resumen anual de casos
En 2020, España experimentó un incremento notable en la prevalencia de la enfermedad, con 77 casos humanos (56 en Sevilla, 15 en Cádiz y 6 en Badajoz). De estos, un 97% desarrollaron meningoencefalitis y 8 de ellos perdieron la vida, según se documentó en la segunda parte del informe ‘Plan de vigilancia, prevención y control de las enfermedades transmitidas por vectores’. En 2021, se confirmaron 6 casos humanos con meningoencefalitis, todos concentrados en diferentes localidades de la provincia de Sevilla.
Para 2022, se notificaron cuatro casos humanos autóctonos, tres de los cuales se identificaron en dos regiones donde no se habían registrado antes: Tarragona y Córdoba.
Se sabe que el virus del Nilo Occidental ha estado presente en ciertas áreas de España durante años, como las marismas del Guadalquivir en Andalucía, en Sevilla, la región de La Janda en Cádiz, ciertas áreas lacustres en Extremadura y el Delta del Ebro en Cataluña. No obstante, no se puede excluir la posibilidad de nuevas detecciones en otras regiones del país. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad considera este riesgo como «inexistente».
¿Cuál es el medio de transmisión?
En áreas templadas y subtropicales, las enfermedades infecciosas exhiben una clara tendencia estacional, iniciándose durante el verano y extendiéndose hasta principios de otoño. Los epicentros de estos brotes están usualmente ubicados en rutas críticas de aves migratorias.
Dentro de los territorios endémicos, el virus mantiene su presencia a través de un ciclo zoonótico, pasando entre aves y mosquitos. Las aves funcionan como reservorios del Virus del Nilo Occidental (VNO), amplificándolo sin enfermar, lo que les permite contribuir de forma silenciosa a su propagación y mantenimiento.
Las aves tienen la capacidad de transportar el virus a grandes distancias. Por otro lado, los mosquitos hembra portadores del VNO pueden propagarlo a humanos y équidos, los cuales son los mamíferos con mayor susceptibilidad a esta enfermedad, a través de su picadura. Estos actúan como huéspedes accidentales, ya que la viremia que desarrollan es breve y de bajo grado, insuficiente para que el virus pueda ser transmitido de vuelta a los mosquitos. En otras palabras, un mosquito que pique a una persona infectada no propagará la enfermedad.
La transmisión del VNO de humano a humano es extremadamente rara, y sólo podría darse a través de la transfusión de sangre y sus componentes, transplantes de órganos, transmisión transplacentaria o exposición accidental.
Notas adicionales.