Categorías: Crónica
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7 agosto, 2024 6:07 am

Durante el verano, muchos adolescentes experimentan con el cannabis por primera vez, representando un periodo de alto riesgo

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Durante los meses estivales, es notorio el incremento en el uso de drogas, debido al mayor tiempo libre para actividades sociales y recreativas que favorecen su consumo. Esto se pone de manifiesto especialmente entre los jóvenes, quienes frecuentemente experimentan por primera vez con substancias estupefacientes como el cannabis.

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Mercedes Rodríguez, la directora general de Proyecto Hombre Madrid, atribuye este fenómeno al aumento de llamadas que su organización recibe en meses posteriores a las vacaciones, como septiembre y enero.

Rodríguez apunta que, como parte de la cultura mediterránea, los españoles disfrutan del contacto social, aspecto que se ve reflejado en el consumo de drogas, el cual ocurre mayormente en ambientes sociales y lúdicos.

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Una situación que contrasta con la de otros países donde el consumo suele ser individual.

En Madrid, Proyecto Hombre atiende a un 14% de pacientes menores de 25 años. De ellos, una alta proporción, 46.58%, sufre adicciones relacionadas con el cannabis, seguidas por las problemas con el alcohol, 33.97%, y la cocaína, 8.08%. La asociación ha notado un aumento en el consumo de marihuana y cocaína entre las chicas jóvenes, replicando la manera que los chicos pasa su tiempo de ocio y socialización.

A pesar de la creciente tasa de consumo entre mujeres, los hombres son quienes más solicitan ayuda, con un 78.93% en comparación con el 21.07% de las mujeres. Mercedes Rodríguez considera que el estigma social existente sobre las mujeres contribuye a que su consumo sea más encubierto y por tanto más difícil de detectar.

Estas adicciones a menudo se ven acompañadas de otras enfermedades. Por ejemplo, en jóvenes menores de 25 años, usualmente se presentan problemas de autocontrol en el 62% de los casos, conductas disruptivas en el 54%, trastornos emocionales como depresión y/o ansiedad en el 43,5%, desórdenes de personalidad en el 39%, TDAH en el 15,4%, trastornos psicóticos en el 14% y desórdenes alimenticios en el 5,7% de los casos. La asociación encuentra alarmante esta información, especialmente la trivialización del consumo de cannabis. Según Rodríguez, muchas personas lo consideran menos dañino que el tabaco por su origen natural y algunos padres incluso admiten haber consumido marihuana en su juventud sin aparentes efectos adversos. No obstante, Rodríguez insiste en los riesgos cognitivos que esta planta puede causar en cerebros juveniles aún en desarrollo.

El uso de marihuana en edades tempranas se asocia a deserción escolar, lo que puede impactar negativamente en el futuro de los afectados. Como recalca la directora, es crucial interrumpir este ciclo; de lo contrario, aquellos que no se gradúen tendrán dificultades para encontrar empleo en su etapa adulta, aumentando el riesgo de caer en la marginalidad.

Desde la asociación se subraya la necesidad de pedir ayuda y abordar estas adicciones en sus etapas tempranas para prevenir la cristalización de comportamientos perjudiciales para la salud física y mental. En mayor parte, las llamadas al Proyecto Hombre Madrid las realizan familiares (96,02% de los casos). Además, se evidencia que cuando los pacientes llegan al centro, el 61% llevaba consumiendo durante dos años o menos y el 32,46% tenían una adicción continua durante los últimos dos a cinco años.

El consumo se vincula significativamente con cuestiones sociales, por lo que es uno de los aspectos centrales en el tratamiento, además de los elementos psicológicos y neuronales. Rodríguez aconseja que los niños deberían tener múltiples grupos de amigos para tener otras relaciones si uno se encuentra envuelto en comportamientos de consumo al llegar a la adolescencia. En el trabajo con jóvenes, es un desafío adicional abordar las interacciones personales y alejarse de los ambientes de consumo. Aquí, se busca introducir nuevas actividades de ocio saludables y expandir la red de amistades.

Para los familiares, la ira, los cambios de humor y el aislamiento son algunos indicadores que pueden advertir sobre un problema con drogas. No obstante, la asociación explica que «no siempre es fácil» detectar estos signos, ya que pueden ser confundidos con comportamientos normales de la adolescencia. Por esta razón, se aconseja solicitar ayuda ante cualquier signo sospechoso. Comentarios.

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