Los alimentos que consumimos y el momento exacto del día en que lo hacemos pueden influir en la digestión, absorción y utilización de nutrientes, además de afectar la gestión del peso y el nivel de energía. Específicamente, cenar tarde puede aumentar el riesgo de diabetes tipo 2 o hiperglucemia.
La crononutrición es una estrategia nutricional basada en la premisa de que el tiempo del día en que se ingieren ciertos alimentos puede tener un impacto en el metabolismo, tal como lo explica María Valero, especialista del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitari Dexeus.
No obstante, María advierte que, aunque la crononutrición puede proporcionar orientación valiosa, no hay un método único que funcione para todos. Es esencial personalizar la dieta según las necesidades y preferencias individuales. Nuestros ritmos circadianos, que siguen un ciclo de aproximadamente 24 horas, regulan la temperatura de nuestro cuerpo, la liberación de hormonas y los ciclos de sueño y vigilia.
La ingesta de alimentos puede afectar estos ritmos, y a su vez, estos ritmos pueden alterar la forma en que nuestro cuerpo procesa los alimentos. Esta interacción influye en nuestra sensibilidad a la insulina, digestión, metabolismo, apetito, saciedad, y regulación de las hormonas digestivas.
En cuanto a las variaciones circadianas, nuestros ritmos pueden influir en la rapidez con la que nuestro cuerpo metaboliza y digiere los alimentos. Según la especialista, durante la mañana, el metabolismo tiende a ser más activo, favoreciendo la quema de calorías y la absorción de nutrientes. Comer en armonía con nuestros ritmos naturales podría promover un mejor metabolismo de los alimentos.
La nutricionista María Valero ha destacado que durante el día hay una mayor sensibilidad a la insulina que durante la noche, lo que implica que consumir cenas ricas en carbohidratos puede resultar en una regulación de glucosa más ineficaz. Las pautas de hambre y saciedad también están sujetas a las fluctuaciones del ritmo circadiano, lo que puede llevar a sentir más apetito durante el día y menos en la noche. Además, hormonas que afectan al apetito y la saciedad como la leptina y la grelina también experimentan variaciones circadianas.
La crononutrición es un enfoque que aprovecha estas variaciones naturales en la digestión y el metabolismo para optimizar la dieta. Sin embargo, solo contar con estos factores puede no ser suficiente para mantener una dieta balanceada y saludable, es importante considerar también la variedad y calidad de los alimentos.
Por otro lado, la nutricionista señala que el horario de las comidas puede tener un impacto en la evolución y gestión de enfermedades como la diabetes tipo 2. No obstante, el desarrollo de esta enfermedad está influenciado por varios factores, como la calidad de la dieta, el nivel de actividad física, los factores genéticos y de estilo de vida. En este sentido, el vínculo entre el tiempo de las comidas y la diabetes tipo 2 es un campo que aún requiere más investigación.
El ayuno mientras dormimos es crucial para mantener un metabolismo saludable. Así, comer en la noche puede trastocar este procedimiento y alterar cómo el cuerpo gestiona la glucosa. Según algunos estudios, el consumo elevado de calorías durante la noche podría estar vinculado a una peor regulación de la glucosa y un mayor peligro de padecer diabetes tipo 2.
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