Mientras conduces a través de las carreteras españolas, puedes topar con diversas condiciones que puedan afectar tu manejo negativamente, lo cual pone en riesgo la seguridad vial y puede resultar peligroso. Una de estas situaciones es la conocida como «efecto submarino».
Este término se usa para describir un fenómeno que no está relacionado con el estado de las carreteras, sino con la forma en que nos sentamos al volante de nuestro coche. El efecto submarino puede tener resultados perjudiciales si no se rectifica.
¿Qué es el efecto submarino durante el manejo?
Esta condición se refiere al movimiento que hace el pasajero del auto cuando no está correctamente asegurado con el cinturón de seguridad. Esto ocurre cuando el cuerpo se mueve hacia abajo y se desliza por debajo de la cinta abdominal del cinturón de seguridad.
Esto puede llevar a varios riesgos como el peligro de chocar contra el volante, el tablero o la parte inferior del compartimento del coche. Además, puede ocasionar una presión excesiva en nuestro abdomen en el caso de frenar de golpe. Como resultado, podemos sufrir lesiones en la espalda, pelvis o el fémur, así como hemorragias internas en el estómago.
¿Cómo podemos prevenir el efecto submarino en un vehículo?
Para evitar este riesgo, lo más efectivo es asegurarnos de que el cinturón de seguridad no tenga ninguna holgura y se mantenga estirado con pretensores. Asimismo, la cinta abdominal debe estar posada sobre los huesos de la cadera, es decir, en la zona de la pelvis.
En otro aspecto, se sugiere evitar poner cojines o toallas entre el asiento y el cuerpo, ya que esto aumenta la probabilidad de este perjudicial efecto. Igualmente, es útil no vestir ropa de gran volumen, tener el respaldo muy reclinado, o hacer uso de cinturones de seguridad de dos puntos de conexión. En resumen, si se llevan a cabo estas pautas, se dificultará la materialización de este perjudicial fenómeno, que puede derivar en severas lesiones corporales.
¿De dónde surge el término efecto submarino?
El origen de este nombre se debe al parecido que tiene con un submarino sumergiéndose en el agua, es decir, descendiendo en el océano. En este contexto, la analogía radica en que al igual que el submarino, el cuerpo se desplaza hacia abajo, generando este temido efecto. Finalmente, es aconsejable, una vez que nos hayamos abrochado el cinturón, verificar que esté bien asegurado y que no presente ninguna flojedad.
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