Las agrupaciones socialistas se rebelan en contra de Sánchez

El informe ‘Motivaciones y expectativas sobre el mercado laboral de las personas con discapacidad’, realizado por la Fundación Randstad, indica que el 64% de los trabajadores discapacitados están buscando un cambio de empleo. Además, el 80% de las personas discapacitadas que trabajan, además de desear un cambio, están abiertas a nuevas oportunidades laborales.

Sin embargo, el 7% de los encuestados se siente contento con su trabajo actual y no planea cambiar.
El estudio también revela que los principales factores que motivan a los trabajadores discapacitados a buscar un nuevo empleo son el deseo de un salario más alto (94%), la necesidad de flexibilidad (86%), la búsqueda de mejores oportunidades fuera de su trabajo actual (82%) y el deseo de encontrar un trabajo que se ajuste mejor a su formación (81%).

María Viver, directora de la Fundación Randstad, señala que aunque la preocupación por el salario es común en todos los trabajadores, es especialmente aguda en las personas con discapacidad, ya que ganan notablemente menos que la población general. Señala que «En 2022, el salario medio bruto anual para las personas con discapacidad era de 21.544,2 euros, mientras que para las personas sin discapacidad era de 26.030 euros. Esto significa una brecha salarial del 18,8% entre ambas poblaciones, casi el doble que en 2013, cuando era del 10,5%». Por lo tanto, concluye que es esencial seguir luchando por la verdadera inclusión de las personas con discapacidad en el mercado laboral.

Víver afirma que, aunque todavía hay un largo camino por recorrer, la situación laboral de las personas con discapacidad ha registrado una mejora significativa en los últimos tiempos. «Claramente, se aprecia una disparidad entre las condiciones y la representación en el mercado laboral de los individuos con y sin discapacidades. Continuamos luchando por la mayor inclusión posible de las personas discapacitadas en el sector laboral. Sin embargo, estamos experimentando las cifras de actividad y ocupación laboral más altas en recientes años».

Por esta razón, la directora de la Fundación opta por resaltar para que las empresas hagan referencia, los factores que contribuyen a que un 36% de las personas con discapacidad prefieran no cambiar su empleo. Estos incluyen la satisfacción con su entorno de trabajo (89%), la flexibilidad ofrecida por la empresa (66%) y el ingreso que reciban (65%). “Están contentos con las prestaciones proporcionadas por la empresa, como el sueldo, las vacaciones o la adaptabilidad. Además, la mayoría de este 36% logra un equilibrio entre su vida laboral y personal, sientiéndose cómodos y no discriminados en su lugar de trabajo. Se perciben a sí mismos con igual nivel de fortaleza, competencias y habilidades que sus colegas», añade.

El porcentaje de personas discapacitadas que consiguen titularse en estudios superiores es menor que el de las personas sin discapacidades.

La formación sigue siendo el gran reto.

A pesar de un incremento en la ocupación laboral de las personas con discapacidad, la realidad refleja que estas suelen ocupar puestos de trabajo más inseguros, caracterizados por un amplio diferencial en cuanto a salarios. La raíz de este problema radica en la educación, o más bien, en la carencia de la misma. De acuerdo con un reciente estudio, apenas un 13% de personas con discapacidad ha cursado estudios universitarios, mientras que únicamente un 14% cuenta con una Formación Profesional de Grado Superior. María Viver reconoce abiertamente que «el acceso a una educación apropiada es un facilitador primordial para la integración de personas con discapacidad en la actual economía laboral y para abrir la puerta a mejores ofertas de empleo». Sin embargo, es importante subrayar que el índice de personas con discapacidad que logra adquirir una educación de alto nivel está por debajo de aquellas sin ninguna discapacidad, lo cual representa un obstáculo considerable a la hora de competir en el ámbito laboral.

El informe también destaca que a un 96% les gustaría seguir capacitándose, pero la mayoría elige no hacerlo debido a dos factores principales: carencia de recursos económicos y ausencia de programas de estudio accesibles para personas con discapacidad. Para alcanzar una inserción laboral más equitativa y reducir la desigualdad salarial, es primordial impulsar la formación, tanto en el sector público como en el privado, a través de las propias compañías. En el estudio, se observa que las personas con discapacidad creen que las empresas deben respaldar su aprendizaje y adquisición de nuevas habilidades que serán necesarias en el futuro, así como ofrecer más oportunidades de formación.

Las fundaciones como Randstad desempeñan un papel crucial al proporcionar programas de empleabilidad diseñados para mejorar las habilidades, competencias y conocimientos de las personas con discapacidades. Estas personas son asistidas por expertos que les enseñan a aprovechar las oportunidades reales de empleo y a incrementar su autoconfianza y a confiar en sus propios dotes. Esto se logra a través de programas educativos, talleres, actividades de orientación laboral, formación profesional, becas y nuestra plataforma de empleabilidad «‘Camino al empleo'», asegura Viver.

María Viver también instó a las empresas a ver la diversidad como un factor enriquecedor para sus equipos y no solo como una cuota a cumplir. Para promover una sociedad más igualitaria, las empresas necesitan poner en marcha acciones destinadas a fomentar el empleo de las personas con discapacidades y proporcionar las herramientas necesarias para su desarrollo personal. Un enfoque clave es la formación de los equipos de trabajo en temas de diversidad e inclusión.

Randstad cree que una sociedad inclusiva está al alcance, pero requiere de compromiso y de muchas acciones, especialmente las relacionadas con el empleo y la igualdad de oportunidades. Estas acciones son fundamentales para alcanzar la integración total de los grupos vulnerables.