Cuando Alfonso y su esposa supieron que su tercer hijo, Gabriel, de solo dos años, padecía Trastorno del Espectro Autista (TEA), su mundo se volcó pero no se dieron por vencidos. Se dedicaron a buscar información sobre la condición para estar mejor preparados.
Alfonso refiere que durante ese periodo, su esposa descubrió que un perro de asistencia podía ayudar a «Gabo», una idea que no les había pasado por la cabeza antes.
Para encontrar el perro de asistencia adecuado, la familia se comunicó con varias organizaciones.
Primero con Bocalán y luego con Kuné. Finalmente, fue Kuné quien les proporcionó a Macu, el perro de asistencia que desde entonces acompaña a Gabo.
Alfonso agradece especialmente a Rocío y Hugo de Kuné, quienes comprendieron el desafío de vivir con un niño con TEA, en un mundo donde no hay suficiente conciencia ni conocimientos sobre el autismo. Como resultado, les entregaron a Macu, su primer perro de asistencia.
A pesar de que el proceso para obtener a Macu fue extenso, Alfonso asegura que no fue fastidioso. Fue un proceso de aprendizaje tanto para Macu como para ellos, aprendiendo a manejar y establecer una conexión con el perro. Alfonso también señala que el desarrollo del niño con TEA cambia con los años, y que el perro debe adaptarse a eso, demostrando que Macu es más que un simple perro de compañía.
Gabriel ha tenido a su fiel amigo de cuatro patas en la familia desde octubre de 2019. Según explica Alfonso, el perro es pacífico y obediente, incluso cuando no está en servicio. Afirma que, en general, Macu tiene una actitud relajada, y su tarea principal es «no hacer nada». Cuando Macu lleva su chaleco, prefiere tumbarse en lugar de comportarse como un perro normal y husmear todo.
Pero Alfonso matiza que a pesar de ser comportamientos aprendidos desde el principio, es crucial mantenerlos y entrenarlos constantemente, un requerimiento que no se aplica a todos los perros de compañía.
Alfonso asegura que Macu proporciona una ayuda doble a Gabriel en su vida cotidiana: emocional y física. Y con su crecimiento, esta ayuda puede inclinarse más hacia uno u otro lado, ya que las necesidades cambian con la edad.
Por ejemplo, Alfonso dice que Macu es de gran ayuda para prevenir las distracciones de su hijo, ya que Gabriel está unido a él. Aunque la palabra «distracción» no necesariamente significa que el niño empiece a correr, simplemente es fácil que su atención se desvíe.
Incluso en el patio de recreo de la escuela, cuando todos los estudiantes terminan su día y salen al mismo tiempo, Gabriel puede ponerse ansioso. Sin embargo, con Macu a su lado, la situación es completamente diferente. El padre afirma que su tranquilidad es indescriptible cuando está con el perro.
Alfonso aclara que Macu, no solo brinda soporte a Gabo sino que también juega un papel crucial para la estabilidad emocional de todo el grupo familiar. «Claro, ayuda mucho a Gabo; siempre están juntos, abrazándose en el suelo, y eso les proporciona mucha calma. Pero, además, ofrece una gran ayuda al resto de la familia con la que también tiene una relación muy estrecha, en especial con mi esposa Blanca que supervisó su incorporación a nuestro hogar», narra. «No solo es un perro de servicio para Gabo, es un miembro fundamental de nuestra familia».
Alfonso también enfatiza en la responsabilidad que conlleva tener cualquier perro, pero especialmente un perro de asistencia. A pesar de sus habilidades humanas, siguen necesitando momentos para comportarse como animales.
«Al tomar consciencia del trabajo que realizan, es necesario conocerlos también como animales», dice. «Por ejemplo, si se rascan o agitan la cabeza, es una señal que debes aprender a descifrar, al igual que todo lo demás».
Para Alfonso, cuando vives con un perro de servicio, debes estar consciente que tienes una responsabilidad superior a tener un perro de compañía, ya que hay que cuidar de estos perros de manera especial.
En su opinión, si todas las personas cuidaran a sus perros como hacen aquellos que viven con perros de servicio, nuestros perros serían mucho más equilibrados. Obviamente, esto incluye todo lo esencial, como una alimentación saludable y ejercicio regular.
Finalmente, al hablar sobre los obstáculos que ha encontrado al entrar en espacios públicos con Macu, Alfonso afirma que ha tenido mucha suerte ya que no ha enfrentado muchos impedimentos. «Como ayudamos a visibilizar (siempre le ponemos el chaleco y siempre avisamos antes de llegar a los lugares), no se nos rechaza», asevera.
Afortunadamente, Alfonso observa cómo las piezas de su castillo empiezan a encajar lentamente y se incrementa la curiosidad por interactuar con el perro. También expresó que existe una percepción creciente de afecto más que de asombro. Y esto no solo se limita a los perros, sino que también se está extendiendo a la comprensión del autismo.
El padre de Gabriel comentó que se ha notado un avance en cuanto al diagnóstico temprano de este trastorno. Asegura que, a pesar de la gama de manifestaciones del trastorno del espectro autista, este es más común de lo que se piensa.
Alfonso cree que si brindamos educación sobre el autismo y similares desde sus cimientos a todas las capas de la sociedad, lograremos dar con numerosos individuos que desconocían su condición. Sin embargo, enfatizó que nos encontramos en un periodo de cambio donde es necesario centrar la atención en difundir la formación, partiendo del propio gobierno, para que todos estén al tanto de la existencia de distintos tipos de discapacidades, al igual que como sucede en el Reino Unido.
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