Los cinco menores detenidos quedan en libertad tras la violación a dos niñas de 12 y 13 años en una casa abandonada de Burjassot.
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La jueza decide dejar en libertad a los cinco menores detenidos por la violación grupal de Burjassot. La decisión pilló por sorpresa tanto a los familiares de los investigados como a sus propios letrados.
Libertad para los cinco menores detenidos por la violación grupal de Burjassot
Salieron gritando a la calle. Vítores de amigos y familiares al son de «somos libres» y «victoria de Cristo». De esta forma celebraron los cinco menores detenidos la falta de delitos por la presunta violación a dos niñas de 12 y 13 años en una casa abandonada de Burjassot.
Ya están en libertad vigilada, simplemente con una medida de alejamiento de 200 metros y prohibición de comunicación respecto de sus víctimas.
Todo ha ocurrido tras un sorprendente cambio de los acontecimientos. Este pilló por sorpresa tanto a los familiares de los investigados como a sus propios letrados. Les habían notificado verbalmente que cuatro de ellos estaban internos a un centro en régimen cerrado y solo uno quedaba libre, como había solicitado la Fiscalía de Menores. Sin embargo, la titular del Juzgado de Menores número dos de València no respetó la solicitud de la fiscal y acordó la libertad vigilada de los cinco jóvenes, tres de ellos de 16 años, otro de 15 y otro más de 17.
¿Por qué decretan libertad tras la violación en Burjassot?
Los «factores de riesgo» que la Policía Nacional transmitió a la jueza los considera sin valor. Explica que «no es el momento procesal para adoptar una medida cautelar tan gravosa». Así concibe el internamiento en régimen cerrado de los menores detenidos. Por otro lado, aunque en los autos de libertad no cuestiona abiertamente la credibilidad de las víctimas, la jueza sí que hace referencia a cuestiones aportadas por los letrados de la defensa como las «contradicciones aparentes» de las niñas o «unos mensajes de Whatsapp», que deberán ser analizados en una fase más avanzada.
«Estilo educativo familiar laxo y permisivo»
De esta forma, la jueza aprecia indicios del delito cometido, pero valora también la situación social y educativa de los presuntos agresores, a los que califica de «ociosos» y bajo un «estilo educativo familiar laxo y permisivo», con «baja interiorización de las normas».