El primer prisionero español en la guerra de Ucrania es un funcionario de Carlet que partió de Valencia para combatir contra Rusia
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Mariano García Calatayud, el primer español en ser prisionero de guerra en Ucrania. El valenciano, de 74 años, es funcionario de profesión.
El primer español prisionero de guerra en Ucrania
Mariano García Calatayud es ya el primer ciudadano español en manos del ejército ruso en la guerra en Ucrania. Sus amigos y familiares viven en las localidades valencianas de Carlet y Benimodo.
Ellos desconocían su paradero desde hace unos días. Hace siete años abandono su tierra. Ahora es voluntario para prestar labores humanitarias durante la guerra de Crimea y vive junto a su pareja en la ciudad de Jersón. Actualmente, tomada por las tropas rusas, ha participado activamente en las protestas contra la invasión.
Llevaba varias jornadas sin responder las llamadas telefónicas y sus allegados comenzaban a temer lo peor, pero ayer se supo que ha sido arrestado. Diversos testigos aseguran haber presenciado cómo se lo llevaban.
Así es Mario, el primer español en ser prisionero de guerra en manos de Rusia
‘Mario’, así lo conocen en Ucrania, cumple este año 74 años. Nació en 1948 en Carlet. Trabajó en una fábrica de pavimentos y después en el ayuntamiento. Allí formó parte de la brigada municipal de obras. La guerra de Crimea torció sus planes. El valenciano reconoce estar obsesionado con los relatos que le contaba su padre sobre los niños de la Guerra Civil española. Estos, explica, fueron acogidos por familias ucranianas. Por eso decidió dar un paso al frente y pagarles con la misma moneda: brindarles su apoyo solidario. Solicitó la prejubilación y decidió marcharse a Ucrania. Llegó en pleno invierno y le recibió una temperatura de 27 grados bajo cero, según recuerda. Y desde entonces, ha trenzado vínculos cada vez más estrechos en aquella gélida tierra.
Su trabajo humanitario en las ciudades necesitadas
Allí levantó un Centro Humanitario de Ayuda a los Refugiados. Ahora disfruta de una gran reputación. Es muy conocido y apreciado por la ciudadanía, que le valora como un hombre justo que no tolera ni el imperialismo ruso ni la labor de las mafias locales que tratan de aprovecharse de la solidaridad europea. Estos intentan traficar con los productos que se envían para desviarlos al mercado negro. Durante años despierta de madrugada para brindar durante largas horas todo tipo de apoyo a la población más necesitada.
