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Francisco Javier Almeida, detenido por el crimen de Lardero, pide hablar cuanto antes con un cura en prisión. La cárcel de Logroño le ha dispuesto en una celda de observación para evitar un posible intento de suicidio.
Francisco Javier Almeida ha manifestado que necesita hablar con el sacerdote de la prisión de Logroño. Ingresó en el centro penitenciario el domingo 31 de octubre. Le envió la juez tras imputarle por el crimen de Álex, el niño de nueve años al que presuntamente estranguló el pasado jueves 28 de octubre en su casa de Lardero.
Ésta ha sido su única petición: hablar con el cura. Quiere entrevistarse con él de forma urgente y lo ha manifestado en reiteradas ocasiones por escrito.
La prisión de Logroño le ha aplicado el protocolo antisuicidios debido a su actual situación de observación. Por otro lado, han considerado necesario asignarle un interno conocido como preso sombra. Estos tienen el objetivo de ejercer funciones de vigilancia.
Almeida está en cuarentena por el protocolo Covid de las cárceles españolas. La norma es clara: todos los internos que acaban de ingresar deben cumplir esta medida por cuestiones de seguridad sanitaria. Es por ello que Almeida permanece custodiado en una celda de observación con control directo. Este es un habitáculo con un cristal desde el que dos internos observan la cela y se turnan para vigilarle.
Almeida no ha pronunciado ni una sola palabra desde que entró en prisión. Han pasado ya 72 horas de puro mutismo. Continúa así con la actitud presentada a la Guardia Civil, cuando le sorprendió con Álex la noche del pasado jueves 31 de octubre. Almeida tampoco habla con los demás presos ni con los funcionarios, de hecho, aseguran que mantiene una actitud de indiferencia. Por otro lado, indican que el preso muestra un comportamiento educado, retraído, y disciplinado. Por otro lado, el preso también ha cursado una instancia para mantener un encuentro con el educador y el trabajador social de la cárcel.
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