La Guardia Civil busca restos humanos de las niñas de Alcàsser en los coches de los condenados, con los que, se cree, se produjo el secuestro.
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La Guardia Civil busca restos humanos de las niñas del crimen de Alcàsser en los coches de los condenados, Seat Ronda y un Opel Corsa blanco, con el que se cree que se produjo el secuestro.
Buscan ADN de las niñas de Alcàsser
Según el diario Las Provincias, la magistrada del Juzgado de Instrucción de Valencia ha aprobado que la Guardia Civil busque restos biológicos, como filamentos capilares, que coincidan con el ADN de las víctimas de Alcàsser en los coches de los condenados.
El asesinato de Toñi, Desiré y Miriam es uno de los casos sin resolver que más preocupan a las autoridades. La investigación se centra ahora en los ya condenados, Antonio Anglés y Miguel Ricart, antes de que el crimen prescriba en 2029.
Pelo encontrado
En el verano de 2021 la jueza apoyó no continuar la pista de los coches, a lo que se opusieron algunas asociaciones involucradas en el caso. Una de ellas, la Asociación Laxshmi, creada por el criminólogo Félix Ríos, expresó su desacuerdo. La magistrada Elisa Fort, no obstante, ha ordenado las inspecciones de los vehículos y analizar pelos que en su día no fueron seleccionados como muestras para el laboratorio.
El diario local también afirma que la magistrada habría enviado una orden al Instituto Nacional de Toxicología para que analice hasta 50 pelos hallados en los cuerpos de las tres víctimas.
Los coches del secuestro
El Opel Corsa y el Seat Ronda fueron trasladados desde el depósito de vehículos de Valencia al cuartel de la Guardia Civil de Almussafes, donde continuará la exploración en las siguientes horas.
Caso Alcàsser
Las jóvenes desaparecieron la noche del 13 de noviembre de 1992, cuando salieron de sus hogares camino a la discoteca Coolor. Cuando se encontraban frente a una gasolinera, un Opel Corsa paró frente a las adolescentes y les ofreció llevarles a la discoteca, tras lo cual se perdió su rastro.
Según investigaciones policiales, Ricart y Anglés trasladaron a las jóvenes a un caserón en el Barranco de la Romana donde abusaron de ellas y las agredieron, tras lo cual acabaron asesinándolas. Los cadáveres fueron encontrados en enero de 1993 y al día siguiente la Guardia Civil detuvo a Miguel Ricart en su casa. Anglés, sin embargo, consiguió huir de las autoridades.
Ricart fue condenado en 1997 a 170 años en prisión por la Audiencia de Valencia, aunque quedó en libertad en 2013 tras cumplir 21 años de pena.