Detectan niveles de dióxido de azufre de récord que "adelantan días de mucha actividad" en el volcán de Cumbre Vieja, en La Palma.
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El volcán de La Palma, este lunes 25 de octubre de 2021, está lejos de calmarse. En la sexta semana de erupción, la actividad volcánica es cada vez más intensa. En estas últimas horas la apertura de una nueva boca ha provocado la aparición de nuevos ríos de lava.
La nueva y última colada situada al sur del volcán nació del propio cono principal.
Última hora del volcán de La Palma
La nueva colada es ya la décima en transcurrir por La Palma. Esta discurre por el municipio de Las Manchas.
Sin embargo, la gran acumulación de cenizas suaviza su avance. La superficie afectada por la lava está cercana ya a las 900 hectáreas, y unas 2300 edificaciones han sido destruidas. El volcán, por tanto, está muy lejos de remitir. Tras las cinco semanas de erupción esta jornada ha sumado una nueva colada bajo el cono secundario del que mana abundante lava líquida. Por otro lado, los terremotos en esa zona han sido constantes.
Equipos de emergencia quedan atrapados
Los expertos alertan de niveles de dióxido de azufre de récord detectados en el volcán. Explican que esperan «días de mucha actividad». También han registrado en las últimas horas un considerable incremento en la sismicidad y en la explosividad del volcán, con varias bombas sónicas, hasta la apertura en el cono volcánico del Cumbre Vieja. De hecho, la sismicidad ha provocado la caída de piroclastos y varios equipos de emergencia se han quedado atrapados en una carretera de Fuencaliente. La nueva colada de lava es más líquida y amenaza nuevas localidades que hasta ahora no preocupaban, como Las Manchas y Corazoncillo.
Nuevas localidades amenazadas por el volcán de La Palma
David Calvo, de Involcán, ha alertado de que hoy, 25 de octubre, habrán récord de registros de dióxido de azufre en el volcán. Estima que estarán por encima de las 30.000 toneladas.
También ha mostrado preocupación por la cantidad de derrumbes generados por la alta sismicidad y por el riesgo que ello supone ya que limita el número de accesos por tierra al cono volcánico.
La gran sismicidad está provocando derrumbes en acantilados y en carreteras de acceso al volcán. Esto dificulta en gran medida la llegada de los expertos hasta las cercanías del cono volcánico para el registro de nuevos datos que permitan continuar las estimaciones del futuro del volcán.