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Varias víctimas del aceite de colza, una sustancia que provocó más de 5.000 fallecidos, han sido desalojados del Museo de El Prado de Madrid.
Un grupo de víctimas del aceite de colza se encerraba en el Museo Del Prado y amenazaban «con retransmitir en directo su descanso eterno» si el presidente del Gobierno no atendía a sus demandas.
«Pasadas 6 horas empezarán a ingerir pastillas», según adelantaba la cadena Ser. Al menos una de las protestantes ha sido detenida.
Hoy 19 de octubre se cumplen 40 años de la aprobación del decreto ley de protección a las víctimas del síndrome tóxico y a sus familiares.
En un comunicado en redes sociales, la asociación Plataforma Síndrome Tóxico-Seguimos Viviendo, señalaba que su protesta es «un acto de dolor». La plataforma elegía el museo porque a muchas víctimas de la colza la cultura les ha servido para no rendirse. Además de porque buscaban con su protesta lograr «visibilidad» mundial.
«Si a lo que esperan es a que muramos para acabar con el problema, tendremos que utilizar lo que nos queda de nuestra mermada vida y les daremos el privilegio de ver en directo nuestro descanso eterno«, se leía en el comunicado.
«Tenemos las pastillas necesarias para llegar al descanso que no nos ofrecen ustedes, así cada hora» anunciaban.
Las víctimas y afectados por el aceite de colza piden en El Prado reparación, homenajes, dignidad, asistencia médica especializada y más investigación, entre otras 21 reclamaciones.
El primer caso se detectó en Torrejón de Ardoz en el mes de mayo de 1981. Murieron aproximadamente 5.000 personas y 60.000 sufrieron un envenenamiento, según las cifras recogidas por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU).
El aceite de colza provocó hace cuatro décadas la mayor crisis sanitaria por una intoxicación alimentaria en el país debido a la ingesta de aceite de colza adulterado. Se trata de un producto económico que en España se utiliza para el ámbito industrial y para la exportación.
La causa del envenenamiento masivo fue una partida de garrafas procedentes de Francia, cuyo aceite de colza estaba desnaturalizado con anilina y fue vendido a granel como aceite de oliva en mercadillos a un precio bastante más económico.
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